Una joven de 21 años busca recuperar ante la Justicia sus derechos ancestrales, luego que fuera adoptada hace dos décadas, por una familia no indígena. “Quiero reclamar las cosas que me pertenecen”, sostiene, argumentando que por el hecho de ser de origen Kawésqar fue privada desde su infancia de los derechos que el Estado reconoce a los pueblos indígenas.
María José Oñate creció y vivió en la Región del Biobío, con una familia que le entregó mucho cariño y a quienes reconoce como sus padres. Pero éstos la alentaron a reencontrarse con sus raíces. Desde hace un año vive y trabaja en Punta Arenas, donde contrató un abogado para que lleve su caso.
El abogado Juan José Arcos, cuestionó que en este caso de adopción, la joven fue separada por el Estado de sus raíces ancestrales y con ello se vulneró derechos consagrados en la Convenio 169 de la OIT que Chile suscribió en 2008 y de la Convención de Derechos del Niño, la cual estaba plenamente vigente al momento de efectuar la adopción “y que establece derechos a los niños de pueblos originarios”.