Karina Paredes, joven que en 2006 tenía 19 años de edad, cumplió el presente año 14 años desaparecida.
Con mucho esfuerzo la joven magallánica fue a estudiar a Santiago, con la finalidad de poder convertirse en matrona.
Desde ese entonces nada se ha sabido de ella. Esto ha generado que en las últimas semanas, varios medios de comunicación a nivel nacional revivan el caso.
Uno de los últimos en referirse a esta situación fue Carlos Pinto. En un programa de Chilevisión dieron a conocer el caso esperando poder tener antecedentes de lo ocurrido, recogiendo el testimonio de sus familiares representados por la hermana de Karina, y también sus amigas que hizo en la capital, que hoy ya son matronas, el mismo sueño que tenía la magallánica.
Dentro del reportaje, Carlos Pinto realizó la presentación del caso señalando que “Karina Paredes es una joven como muchas, que tiene 18 años, es una historia que lucha tremendamente por cumplir sus sueños y cuando piensa que su vida le pertenece, y ella rasguña estos grandes anhelos, comienza la segunda historia, y probablemente la más triste y dramática de Karina Paredes”.
Entre las entrevistadas se encuentra la hermana de Karina, María José Paredes, quien indicó que “mi hermana siempre fue de mucha imaginación. Cuando éramos niñas nos contamos historias, hubo un momento que dormíamos juntas, nos contaba cuentos, tenía mucha imaginación y aparte que le gustaba leer, era chistosa, le gustaba tener amigos, era extrovertida, al principio costaba entrar en su mundo”.
A los 8 meses de vida, Karina comenzó a crecerse con sus abuelos, luego de que echaran a su mamá de la casa, preocupándose siempre de sus hijas, según lo narrado por María José.
“Estábamos todos muy orgullosos porque nadie había podido ir a la Universidad. Nuestra familia siempre fue de esfuerzo, de agricultores, de pescadores en Puerto Natales. Ella tenía el sueño de ser matrona y lo logró, estaba muy feliz porque iba a poder salir de Punta Arenas, iba a poder lograr sus sueños. Mis papás le compraron el computador. Hicieron grandes inversiones”, dijo la joven.
En la comuna de Maipú llegó a vivir a Santiago, donde unos conocidos. “Teníamos una buena relación con la hija de las personas que arrendaban a Karina, los conocía de vista, había una relación de muy buena educación y la relación buena era con nosotros. Cuando llegamos a octavo básico, y en un paseo de curso le dijeron a mis papás que me podía ir a su casa, cuando fuera a Santiago, pero como Karina era mayor, egresó primero de cuarto medio, y estaba viendo dónde se iba a quedar. Entonces le dije a mis papás que se queden donde esta familia porque son conocidos, es mejor y a ellos les pareció buena idea. Los contactamos y ellos aceptaron”, agrega la hermana de Karina.
“Mi hermana llamaba a mi mamá en la madrugada, llorando, triste, como con crisis de angustia, grave, mi mamá sabía lo que pasaba y por eso quería que se devuelva, ella no decía qué era”, dijo María José.
“Con el dueño de casa no se llevaba muy bien, él era raro, le hacía bromas en doble sentido y ella se sentía mal, se sentía incomoda. Era una especie de un coqueteo, de que algo te quería decir, pero no correspondía. Ella era una chica joven, estudiante, merecía un respeto de parte de esta persona que le daba la pensión. Una vez él la estaba mirando cómo se vestía, y ella cerró, cosas así, pero no siempre nos contaba eso, pero si casos puntuales que encontramos extraño”, señaló Francisca Muñoz, excompañera de Universidad en Santiago de Karina.
Cuando Karina desapareció, las amigas fueron a la casa donde vivía, y en el lugar, el arrendador les dijo que ella se había ido. Él tenía el diario de Karina y no lo quiso entregar por lo que las amigas pusieron la denuncia por presunta desgracia a Carabineros.
Desde ese entonces, no se ha sabido nada sobre su paradero, perdiéndose alguna de sus cosas, entre ellas su diario y su computador, antecedentes que están dentro de la investigación, pudiendo la PDI recuperar su diario lo que está estipulado en la carpeta investigativa.