El balonmano de Magallanes, sobre todo en los años a fines de los 80 e inicios de los 90, vivió su época dorada, en relación a un gran número de jugadores que se hacían parte de esta disciplina, con torneos escolares, patagónicos, universitarios y que hacían llenar las graderías de un gimnasio, acompañados de un ferviente público que engalanaba el marco que requería dicha disciplina.
Dentro de esta gama de jugadores, apareció la figura de Roberto Rasmussen, quien en sus inicios en el Liceo San José y dirigido por Herminio Bernales, inicio un camino que más tarde lo llevaría a la consolidación como jugador de la selección de Punta Arenas y dirigido técnicamente por Emil Feuchtmann.
Hoy que vivimos la ola del mundial del balonmano en Egipto 2021 y donde tres embajadores magallánicos (los hermanos Feuchtmann) son parte del seleccionado nacional, bien vale la pena hacer recuerdo de quienes fueron parte en el inicio de la historia del balonmano en Magallanes. Para aquello, conversamos con Roberto Rasmussen que es parte de esta historia y cómo tanto otros jugadores, que posesionaron esta disciplina en Magallanes a nivel nacional y sobre todo en la Patagonia chilena-argentina, en años dorados de nuestro deporte regional.
-¿Cómo has vívido estos más de 9 meses de pandemia?
“Sin duda, han sido tiempos difíciles, tiempos de pasar por todos los estados emocionales ya que la incertidumbre siempre será mas difícil que la certeza de algo malo. Pero he encontrado en mi hogar mi refugio, hemos compartido el tiempo que nunca tuvimos en familia y para focalizarnos en las prioridades, con la preocupación permanente de la salud de los que estamos acá y la familia que tenemos en Punta Arenas”.
-Entrando en lo deportivo y la nostalgia ¿Qué recuerdos tienes de tus inicios en el balonmano en Magallanes ?
“¡Imagínate! Los mejores recuerdos son de esa época, empecé a jugar como ‘handbolito’ a los 11 años, en el Liceo San José con Herminio Bernales, participando en torneos escolares y siempre con el sueño de integrar la selección de Punta Arenas que dirigía Emil Feuchtmann, para poder seguir creciendo como jugador bajo el alero de quien tenía un gran conocimiento de ese deporte y había llevado el Handball a consolidarse en Magallanes”.
-¿Cuán importante consideras tú como jugador, el trabajo realizado por el profesor y técnico Emil Feuchtmann?
“El trabajo de Emil debemos dividirlo en dos aspectos, el primero que sin duda es del que todos estamos muy agradecidos, es ese desafío adquirido de llevar el Handball para allá y todo lo que hizo para que se consolidara como una disciplina deportiva en Magallanes, logrando un alto nivel competitivo tanto a nivel patagónico como nacional”.
“El otro aspecto tiene que ver con la parte personal, con mi formación como jugador. Nunca me voy a olvidar el día cuando me invitó a jugar. Yo estaba triste porque no me habían llamado a la selección en categoría infantil, pero acompañaba a un amigo para ver los entrenamientos”.
“Uno de esos días Emil se acercó donde estaba sentado y me dice: “la próxima vez trae tu equipo, te vi jugar el domingo y te quiero dar una oportunidad”; ese momento para mi fue lo mejor que me podía pasar y desde ahí fue mi mentor para seguir creciendo en este deporte”.
“Era bien estricto como DT, entrenábamos muy duro, inolvidables trotes de precalentamiento desde el liceo a la Zona Franca y entrenando los días de invierno a las 6 AM para prepararnos para un Patagónico, después de entrenar, debíamos cambiarnos e ir al colegio”.
“A él le debo mucho como jugador y como persona, es un gran amigo y seguimos viviendo hoy con la misma pasión este deporte, disfrutando lo que hoy hacen sus hijos, grandes cracks, que están cumpliendo mi sueño al llegar a jugar a nivel mundial, que además son nuestros grandes embajadores”.
“No puedo dejar de recordar cuando entrenábamos, estaba Emil (hijo) con 2 o 3 años chuteando una pelota de handball y en la mano siempre comiendo un cochayuyo. Espero que al final hayamos sido motivadores para lo que ellos han logrado hoy en día”.
-¿Háblame de lo que significaba jugar en aquella época, tanto a nivel de colegio y selección de Punta Arenas ?
“A nivel de colegio, teníamos un gran equipo en el San José, además todos grandes amigos, muy motivados, nadie fallaba y logramos muchos torneos escolares. Pero nunca hay que dejar de reconocer que detrás de cada uno de nosotros estaban nuestros padres, que siempre nos apoyaban, nos llevaban a donde fuera y a la hora que fuera, con nieve, escarcha o viento”.
“La selección eran palabras mayores, habían grandes jugadores del liceo, del Comercial, de Don Bosco y también de la Industrial que iban creciendo contigo desde handbolito hasta llegar a adulto, siempre con el desafío de participar en los torneos patagónicos, contra los argentinos de Río Gallegos, Usuahia, Comodoro o Universidad de Cuyo, era una motivación tremenda.
-¿Qué significó para ti vestir la camiseta de la selección de Punta Arenas?
“Era lo máximo, estaba al nivel de la camiseta de la selección nacional, era la mayor motivación y el reconocimiento de mucha gente que hasta el día de hoy cuando juega Chile me escribe y me llena de elogios como deportista, ese reconocimiento hace que todo los sacrificios valieran la pena. Sin duda la vida de un deportista no siempre es de triunfos, vivimos muchas derrotas al inicio, íbamos a torneos a Argentina y sabíamos que era muy difícil ganarles, pero eso te ayudaba a disfrutar mejor los triunfos. Y eso es un mensaje a las nuevas generaciones, el deporte es de mucho trabajo y muchas derrotas, no le tengan miedo a perder, es parte de la formación, especialmente en estos tiempos donde muchos no toleran la frustración”.
-Entre los 80´ y 90´ hablamos de la época de oro del balonmano en Magallanes ¿Qué significaba competir y esa rivalidad con los equipos argentinos?
“En esa época teníamos muchos torneos, el escolar, canal universitario, regional, patagónico y ya teníamos un deporte consolidado, con grandes exponentes, donde íbamos a Argentina a jugar de igual a igual. Eran torneos de muchos partidos, los viajes por tierra eran interminables, llegábamos a alojar a casas particulares, jugábamos y regresábamos muchas veces el domingo en la noche y al otro día al colegio de nuevo”.
-¿Por qué crees tú que prendió tanto el balonmano en aquella época en Magallanes y a qué lo atribuye?
“Primero, porque era un deporte colectivo y bajo techo. Cuando llegó Emil con este desafío, se llevó a cabo una muy buena estrategia basada en el pilar fundamental: los colegios. En conjunto con los profesores de Educación Física, se focalizaron en capacitar sobre este deporte y en la formación de jugadores, que es siempre tan importante para que esto siga creciendo”.
-¿Qué significó para ti dejar el balonmano en Magallanes y trasladar tu pasión a la capital?
“Era un gran desafío, reconozco que tenía un poco de temor porque no sabía si mi nivel estaba para jugar con los grandes equipos chilenos. Cuando llegué a Santiago, Fernando Herrera, quien era un gran handbolista que se había trasladado y jugaba en el Colegio La Salle (el mejor equipo nacional en esa época), me invitó a jugar con ellos, me probé y en el primer torneo que participé me eligieron mejor jugador”.
-¿Háblame de lo que fue tu experiencia compitiendo en Santiago, con los mejores de Chile?
“Lo primero que me viene a la memoria es que jugábamos en una cancha que estaba en el centro del velódromo, a un costado del estadio nacional, con 30 grados y un grifo abierto para refrescarse cada 5 minutos, el suelo hirviendo y para mi que venía de la zona austral ese clima me mataba. Aclimatarme me costo mucho, siempre cuando nos tocaba jugar ahí me complicaba”.
“Ahí empece a participar en torneos a nivel metropolitano y luego en los torneos nacionales, donde por varios años nos consolidamos como el mejor equipo. Cómo olvidar un nacional en Temuco, cuando por primera vez me encontré en una cancha de Handball con mis hermanos Gonzalo y Christian, quienes jugaban por Umag y Liceo, con mi primo Rodrigo, con Emil y con todos mis amigos de Punta Arenas y me tocó enfrentarlos”.
-Si tuviera que preguntarte ¿tus tres mejores momentos vividos en el balonmano cuales me dirías?
“Creo que el año 1986, cuando siendo juvenil, logré los tres titulos: El patagónico, el escolar y el Canal Universitario Adulto”.
-”Segundo, cuando logré el premio a mejor jugador en mi primer torneo jugando en Santiago”.
“Y tercero, el nacional de 1991 en Punta Arenas, fue muy lindo volver a jugar en mi tierra, tener a mi familia en la tribuna y traerme el título después de una final inolvidable con Liceo, donde ganamos por un gol. Sin duda inolvidable, porque aún reclaman por un gol mal cobrado que entró por fuera del arco”.
-Roberto ¿Cómo has visto la evolución del balonmano en Chile desde tu época como jugador, ha como lo podemos hoy visualizar a través de la pantalla en un mundial?
“Sin duda el Handball de hoy (balonmano), ha evolucionado muchísimo, este deporte colectivo es muy rápido, muy fuerte, muy estratégico, los arqueros hoy tienen un rol protagónico. Hemos visto en este torneo lo parejo de todos los países y Chile a un gran nivel, realmente hay que rescatar el trabajo de nuestra selección, son grandes gladiadores de los cuales todos aquellos que jugamos debemos sentirnos muy orgullosos de lo que han logrado”..
“Hoy es un espectáculo que llena grandes estadios en Europa y en Chile, es uno de los deportes más masivos en cuanto a cantidad de personas que lo practican, después del fútbol”.
-Desde siempre has tenido una cercanía con la familia Feuchtmann-Pérez, ¿Cómo defines la evolución y el presente de los hermanos Feuchtmann en el seleccionado nacional?
“Los magallánicos debemos estar muy orgullosos de nuestros representantes (Emil, Erwin, Harald), que además de ser hijos de quien fue el promotor de este deporte allá, han logrado llegar a un gran nivel mundial y llevan muchos años participando en un primer nivel”.
“Yo soy un admirador de ellos, tal como lo señalo siempre, ellos cumplieron mi sueño, me llena de orgullo verlos jugar, conversamos harto y siempre en mi tendrán un fan”.
“Tuve la oportunidad de ir a apoyarlos a Lima, estuvimos con Emil y Mariela (sus padres) en la tribuna apoyándolos y lograron la primera medalla de plata en un Panamericanos. Ahí viví en carne propia el nivel que hoy tiene este deporte, estos muchachos son máquinas”.
-En tu pasión por esta disciplina, tengo entendido que fuiste pilar fundamental en conseguir que el balonmano master sea considerado en los Juegos Master Odesur, ¿Cuéntanos un poquito de aquello?
“Desde hace algunos años, un grupo de exjugadores nos empezamos a juntar para jugar y participamos en torneos Master que se realizan en Argentina y Brasil, cuando se anunciaron los primeros Juegos Master Odesur en Chile, nos dimos cuenta que el Balonmano no estaba considerado, pese a que teníamos en Chile más de 500 jugadores entre hombres y mujeres practicándolo. Cuando se suspendió el Odesur a raíz de la pandemia, nos pusimos la meta con Roberto Avendaño, quien lideraba el Balonmano Master Senior, de buscar todas las instancias para entrar. Recibimos el apoyo de la Federación, luego de la Coscabal, expusimos al Comité Organizador de los juegos, al COCH Chileno y posteriormente a Odesur y finalmente nos llegó la aprobación. Fue una gran alegría no solo para los Master sino para todo el balonmano. Hoy lo llamamos la revolución del balonmano”.
-Sé que de un tiempo a esta parte el balonmano Master ha retomado sus actividades ¿Cuéntame cómo ha sido esa experiencia de volver a competir nuevamente a nivel nacional e internacional?
“Ha sido muy lindo volver a reencontrarme con el deporte que me dio tantas alegrías, volver a encontrarme con amigos que compartimos tantas cosas y darme el gusto de representar a esta edad por primera vez a Chile en un torneo internacional es otros sueño cumplido”.
“A fines del 2019, en la V Región, vivimos un torneo Master Internacional donde Punta Arenas estuvo presente y fue un lindo momento de reencuentro con todos aquellos que fueron parte de mi historia en este deporte”.
-En lo deportivo, ¿Qué proyectos se vienen para el balonmano Master durante el 2021?
“Tenemos la participación en los Odesur que estamos a la espera de la confirmación de la fecha. Además, tenemos varios torneos Master tanto en Argentina, Brasil, Uruguay y otro países, tanto en mujeres como hombres para edades que van desde +35 hasta +56, y sin duda la LIGA Nacional Master donde Punta Arenas ya tiene su representante con el Club Liceo Master Senior y tenemos programada una fecha en Punta Arenas.
-En el final dejémosle un saludo a la gente de Magallanes y en especial a los jugadores y exjugadores que han hecho historia del balonmano en Magallanes.
“Sólo enviarles un gran saludo a todos los que hicieron y hacen hoy de este deporte su pasión, a mis amigos de la vida que integramos esta gran familia del Balonmano, a los que supimos de sacrificios para lograr nuestros objetivos, donde nunca importó donde vivías o en qué colegio ibas, simplemente éramos un grupo de grandes deportistas con objetivos claros y con grandes profesores que nos motivaban día a día”.
“Aprovecho esta instancia para invitar a los Master para que vuelvan a la 40x20, a sentir nuevamente la pasión de este deporte y a mantenerse físicamente, … “menos cordero y más deporte”.
“Sin duda somos los promotores para la formación de nuevas generaciones de handbolitas. Sin duda Punta Arenas siempre aportará con grandes jugadores para representar a Chile, por lo que llamo a las autoridades a dar la herramientas para que sigamos construyendo un desarrollo social a través del deporte”.