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Columna de Opinión

No a la falacia de la izquierda

columnistas
10/04/2021 a las 14:36
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Raúl Martínez, Médico

La izquierda, en especial la extrema izquierda, es decir los socialismos “reales”, el marxismo y sus vertientes contemporáneas, buscan el poder mediante la “revolución del proletariado” con su arrastre de utopías, entre ellas la de la supuesta igualdad.

Tradicionalmente, dicha “revolución” es por la fuerza, con violencia, con asesinatos de quienes se les oponen y la eliminación de todo intento de oposición. No es este un discurso del “miedo” que siempre intentan aducir para defender sus nefastas intenciones, sino que es desnudar una ideología que, en aras de un supuesto mejoramiento de las condiciones de vida de la “clase proletaria”, ha implantado a sangre y fuego sus regímenes totalitarios.

Lo lamentable es que, al ser por la vía violenta, generalmente sin encontrar resistencia significativa, logran imponer sus condiciones y se instala entonces “el paraíso marxista” o el “paraíso socialista”, es decir, todos igualmente pobres y dependientes de la casta privilegiada que asume el control de esa sociedad “conquistada”. Para aquellos seres supuestamente beneficiados desaparecen los derechos humanos. No les es permitido creer en Dios, no pueden optar a la propiedad privada, no tienen acceso a la libertad de prensa, menos a la libertad de educación de sus hijos; por cierto, deben acceder a la vivienda, alimentación y trabajo que el Estado omnipresente les “concede” por gracia de la cúpula directiva, la cual, curiosamente, goza de los privilegios que solo entregan las sociedades “capitalistas”. Siempre ha sido por la fuerza y por la violencia de las armas, muertes mediante.

En Chile, nuestra Patria, en los setenta se intentó una supuesta “vía socialista en democracia” y se accedió al poder mediante elecciones con el apoyo de un tercio de los votantes. Pero a poco andar, desde el mismo jerarca Allende (que aprendió a usar la AK-7 que le regaló “su amigo” Fidel), pasando por Miguel Enríquez y sus terroristas del MIR, respaldados por los encendidos discursos y llamados a la desobediencia de sus mandos a los integrantes de las Fuerzas Armadas que hacía Altamirano con sus brigadas paramilitares y el aparente silencio cómplice de Corvalán, el líder de los comunistas, todos, cual más cual menos, ya desde 1971 señalaban que habiendo llegado al poder por la “vía democrática”, el “proceso” debía ser consolidado por la vía de la fuerza. Y para aquello se estaban preparando y se prepararon, con el apoyo de Fidel desde Cuba, de los terroristas de Tupac Amaru del Perú, de Sendero Luminoso de igual nacionalidad, de los Tupamaros uruguayos y de los Montoneros argentinos.

Es decir, “la revolución” que no estaba concretada debía necesariamente ser implantada por la vía violenta dentro del gobierno al que ilusamente la Democracia Cristiana había ayudado a instalar en La Moneda. ¿Y por qué no lograron concretar sus siniestros objetivos? No lo lograron porque existía una sociedad que mayoritariamente creía en Dios, que amaba a su Patria y los valores aprendidos desde pequeños empapándose de la historia que los héroes nos habían legado, que creía en la libertad y creía en la familia como núcleo fundamental de la Nación.

Por eso se generó el 11 de Septiembre y por eso, con el liderazgo de grandes políticos y estadistas que nos guiaron, zafamos de una dictadura marxista. En estos tiempos transcurridos en las últimas décadas, a sabiendas, los marxistas se han dedicado metódica y sistemáticamente a destruir toda aquella concepción que ellos saben es el principal DIQUE a sus intentos totalitarios. Y por eso es que han avanzado tanto en sus propósitos destructivos, porque además han contado con el apoyo activo y o pasivo de muchos politiqueros de ambos sectores, en especial desde octubre de 2019.

Por eso, el compromiso que debemos asumir HOY DÍA y no mañana, los que creemos en una sociedad libre, en una sociedad que cuida a la familia, que ama a su Patria, que respeta el Estado de Derecho, que respeta la propiedad privada, que valora y respalda el esfuerzo personal y que desea un Estado muy activo y apoyador pero no burocrático ni asfixiante del libre emprendimiento, NOSOTROS, tenemos hoy la obligación de salir de nuestras comodidades y unirnos en un gran esfuerzo para recuperar nuestra Patria, para cuidar nuestras familias y para retomar la senda que estaba haciendo grande a Chile. Y ese camino lo iniciamos haciendo el primer esfuerzo por constituir el Partido Republicano en Magallanes, porque llegó la hora de combatir la falacia de la izquierda. No vamos a vivir en una dictadura marxista y no vamos a vivir una revolución proletaria. Porque para eso estamos renaciendo, desde nuestros miedos y desde nuestras comodidades. La Patria nos lo demanda.

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