A más de un año de la pandemia las clases online se han hecho un hábito en la mayor parte de los establecimientos educacionales, donde si bien más de 5.000 estudiantes de la región han vuelto a la presencialidad de algún modo, lo cierto es que esta vuelta ha sido a sistemas híbridos o mixtos.
En ese contexto, las clases de educación física han debido reinventarse para el desempeño de los mismos estudiantes. Sin los gimnasios de cada liceo o colegio, en ocasiones se ha evidenciado una falta de recursos en los alumnos.
“Para los profesores de educación física fue superdifícil, porque uno está acostumbrado a trabajar con los niños de manera colectiva, que sea todo más dinámico, y hacerlo vía online es una cosa más estática, donde tienes que rebuscarla. No son muchas las actividades que uno puede hacer”, comentó Daniela Hollub, profesora de esta asignatura en el Colegio Alemán.
Además, identificó las principales actividades que los docentes han podido realizar en pandemia. “Tienes que hacer acondicionamiento físico y buscar materiales alternativos, como calcetines y palos de escoba. Tienes que ingeniártelas para hacer una clase entretenida, porque en general no son muy motivantes las clases online en educación física”, reconoció.
La carga horaria virtual ha sido de unos 45 a 60 minutos. Anteriormente, el horario cronológico llegaba a una hora y media. Una adaptación que ha no sido fácil para los docentes y tampoco para los alumnos.
“Uno está acostumbrada a hacer las clases de manera presencial, sobre todo en esta asignatura donde lo mejor que te funciona es el contacto permanente con el alumno. Esta es una clase que requiere que estés observando cómo trabaja el alumno. Cuando tú estás acompañado puedes trabajar en equipo y en pareja, pero ahora el alumno está solo frente a la cámara”, explicó Gabriela Garrone, profesora del Colegio Nobelius.
A lo anterior, la docente añadió que “hubo que hacer mucha adaptación en las actividades. Hay muchos factores que tienes que considerar al armar una clase, porque no todos los niños tienen un espacio, un buen internet o tienen los materiales. Uno como profesora quiere hacerlo todo fantástico y muchas veces una pequeña actividad con bolsas de basura, o con pelotas de calcetines, con palos de escoba les alegra el día”, comentó.
Si bien las distintas problemáticas que enfrentan los profesores han seguido ocurriendo, a un año de la pandemia se ha visto un avance por parte de los alumnos. La apertura a fase 3 y fase 2 en la que nos encontramos también ha tenido relevancia. Esta situación afectó emocionalmente a los alumnos, y por contraparte, durante este año los estudiantes se han mostrado más aptos para aprender de manera remota.
“Se viene acarreando el tema de venir desde una fase 1 por aproximadamente tres meses; existía un agotamiento, un estrés por parte de los alumnos y por parte de las familias, porque uno pensaba que iba a durar algunas semanas. Después vimos que pasaron los meses y tuvimos que solucionar los problemas de conectividad y socioeconómicos”, indicó Mónica Fasola, docente de la Escuela Padre Alberto Hurtado.
Asimismo, agregó que “si existe una familia que no tenga gas, luz, internet o que no tenga un espacio adecuado para realizar actividad física, ¿cómo vas a pretender que el niño pueda estudiar? Hemos estado implementando las clases considerando toda la realidad de nuestras familias”, argumentó Fasola.
Loreto García, profesora de la Escuela Bernardo O’Higgins, también valoró que los alumnos cada vez se han adaptado más a esta nueva realidad actual.
“No fue fácil al comienzo, ya que el contacto y la retroalimentacion con los niños son mínimos, y sobre todo que en nuestra asignatura es necesario tener contacto con ellos y entre ellos, pero cuando están las ganas, nada es imposible. Luego de un año los niños ya conocen bien la forma de trabajo y la mayoría se ha adaptado muy bien. El trabajo del equipo docente del colegio y de los niños ha sido enorme, esta pandemia nos ha obligado a hacer esfuerzos encaminados a adaptarnos a esta nueva realidad social y educativa”, expresó García.