La parosmia es uno de varios problemas relacionados con la Covid que se asocian con el olfato y el gusto. La pérdida parcial o completa del olfato, o anosmia, suele ser el primer síntoma del Coronavirus. La pérdida del gusto, o ageusia, también puede ser un síntoma.
Antes de la Covid-19, la parosmia recibía poca atención. En un estudio francés de principios de 2005, la mayor parte de los 56 casos examinados fueron atribuidos a infecciones del tracto respiratorio superior.
Hoy en día, los científicos pueden señalar más de 100 posibles razones para la pérdida y distorsión del olfato, incluyendo virus, sinusitis, traumatismo craneal, quimioterapia, enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer, dijo Zara Patel, profesora asociada de Otorrinolaringología de la Universidad de Stanford y directora de cirugía endoscópica de la base del cráneo.
En 2020, la parosmia se generalizó de manera notable, afectando con frecuencia a los pacientes con el nuevo coronavirus que perdieron el sentido del olfato y luego lo recuperaron en gran medida antes de que comenzaran a experimentar distorsiones en el sentido del gusto y olfato. Como también olores fantasmas. Como tabaco
Desconcertados por la avalancha de problemas del olfato y el gusto, los científicos de todo el mundo le están prestando una atención inusual al sistema olfativo humano, las áreas de la nariz y el cerebro donde se procesan los olores.
Se han enfocado en el epitelio olfativo, un trozo de tejido del tamaño de un sello postal que está detrás del puente de la nariz. Es literalmente el centro neurálgico para detectar olores y envía mensajes al cerebro.
Cuando las personas sufren un resfriado común, la mucosidad y otros fluidos pueden bloquear la nariz logrando que los olores no lleguen al centro neurálgico. Pero ese tipo de bloqueo no ocurre normalmente en pacientes con anosmia y parosmia causada por Covid-19.
Al principio, algunos investigadores pensaron que el virus estaba apagando los olores al atacar los miles de neuronas olfativas dentro de ese centro nervioso. Pero luego descubrieron que el proceso era más insidioso.
Esas neuronas se mantienen unidas por un andamiaje de células de soporte llamadas células sustentaculares, que contienen una proteína llamada ACE2. Un estudio publicado en julio dirigido por investigadores de Harvard descubrió que la proteína actúa como un código para que el virus ingrese y destruya las células de soporte.
En resumen, la parosmia parece ser causada por daños a esas células, lo que distorsiona y evita que mensajes clave lleguen al cerebro, según una teoría destacada entre algunos científicos.
A medida que esas células se reparan a sí mismas, podrían hacer malas conexiones y enviar señales a la estación repetidora incorrecta en el cerebro. Eso, a su vez, podría generar parosmia y fantosmia.
Los científicos coinciden en que se necesitan urgentemente ensayos clínicos a gran escala para comprender mejor las causas de la parosmia y otros problemas del olfato.
Hasta ahora el entrenamiento del olfato puede ayudar a mejorarlo en las personas que sufren parosmia, según un estudio publicado en noviembre en la revista Laryngoscope. El proceso implica la inhalación repetitiva de aromas potentes para estimular el sentido del olfato. AbScent ofrece un kit con cuatro aromas: rosa, limón, clavo y eucalipto, pero también dice que las personas pueden hacer los suyos propios.