Con la prohibición absoluta de abandonar su domicilio quedó el sujeto de iniciales R. F. S., quien sumó ayer nuevas imputaciones por incumplir las órdenes de alejamiento respecto de su exesposa.
Los hechos ocurrieron en la intersección de Bories con Colón. En la tarde del sábado, la víctima disfrutaba de un espectáculo de cuecas hasta que fue hostigada por su excónyuge. Según la denuncia, la increpó e insultó porque quería ver a sus hijos.
Mientras recibía los improperios y le tiraban la mochila, la mujer vio que funcionarios de Carabineros transitaban por el lugar. Les relató los hechos y los funcionarios detuvieron al imputado por desacato.
La víctima tiene dos órdenes de alejamiento a su favor. En junio pasado, el Juzgado de Garantía de Punta Arenas condenó al imputado por lesiones menos graves en contexto de violencia intrafamiliar y desacato. Se le impuso una prohibición de acercamiento y Gendarmería vigila sus movimientos a través de una tobillera electrónica.
El 3 de agosto, el tribunal volvió a decretar una orden de alejamiento de 200 metros. Pero esa mañana, el imputado habría concurrido al lugar de trabajo de la víctima para hostigarla.
A partir de estos antecedentes, la fiscal Wendoline Acuña solicitó que el sujeto fuese enviado a la cárcel. “Hay que considerar su conducta refractaria y recalcitrante en orden a no adherir ni cumplir con las prohibiciones que le ha dispuesto un tribunal de la República y en un plazo bastante breve”, dijo.
En oposición a la medida cautelar, la defensa señaló que el encuentro en la esquina de Colón con Bories fue una casualidad y que los presuntos hostigamientos aún tenían que investigarse.
Esa versión fue acogida por el tribunal, que dispuso el arresto domiciliario total para el imputado. “Si bien los antecedentes resultan suficientes para decretar una medida cautelar, son débiles para decretar una de alta intensidad, como lo es la prisión preventiva”, dijo el juez Cristián Armijo.