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Debate entretenido, pero carente de ideas y propuestas

politica
26/09/2021 a las 15:01
Pinguino Web 1
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El Espectador.

En la magistral película “Relaciones Peligrosas”, ambientada en la aristocracia francesa del siglo XVIII, la malvada marquesa Isabelle de Merteuil, interpretada por una sensual y brillante Glenn Close, se permite un raro momento de transparencia: “Cuando ingresé en la sociedad tenía 15 años… debía callar y obedecer. Eso me permitió escuchar y observar. No lo que la gente me decía que, por supuesto, no me interesaba, sino aquello que estaban tratando de esconder. Practiqué la indiferencia. Aprendí a mostrarme alegre mientras bajo la mesa me clavaba un tenedor en el dorso de mi mano”.

Ciertamente, Madame de Merteuil no es un personaje a emular ni siquiera por Maquiavelo que habría condenado su crueldad gratuita por la que, finalmente, será condenada… socialmente, claro.

Pero cuando se trata de asuntos del poder, las palabras de Madame de Merteuil, siempre vuelven a resonar en mis oídos.

Los debates presidenciales están llamados a ser un espacio de elevado intercambio democrático de ideas en torno a nuestro futuro. Para la mayoría, sin embargo, el debate interesa poco, quienes asisten a estos enfrentamientos políticos ya tienen a su candidato elegido o, como mínimo, han definido por quien no votarán jamás.

Pero las palabras dichas en un debate, sin embargo, quedan repercutiendo en la caja de resonancia de los medios de comunicación y, ahora también, en la de las redes sociales, atrayendo o alejando a la gran masa de votantes indecisos que, seguramente, no vio el debate porque, paradójicamente, se está preguntando, hoy más que nunca, por quién votará en noviembre.

Es por ello que buscamos en estas instancias, el mensaje, las palabras, la oferta si se quiere, del líder que va a conducirnos a un futuro mejor… la fuerza de nuestro voto.

Y sin embargo, aunque sea difícil, siempre será más provechoso hurgar, encontrar detrás de esas palabras, cuidadosamente preparadas por los equipos políticos de cada candidato, los defectos, las brechas y fisuras que encierran los discursos políticamente correctos, las frases hechas y los discursos generalistas que hablan de todo, sin decir nada.

Como le dijo sarcásticamente Ricardo Lagos a Joaquín Lavín, en el debate presidencial de 1999: “Ya es un político… aprendió a responder una pregunta, sin contestarla”, le espetó.

Inesperadamente, Lagos perdió aquel debate con su hablar lento que lanza palabras para ser esculpidas en bronce, pero repleto de principios filosóficos, ante un Lavín que no trepidaba en mostrar llaveritos y otros accesorios.

El debate presidencial de esta semana, el primero de una serie emitida por la misma señal, tuvo asimismo un añadido especial. Permitió a los postulantes a La Moneda enfrentarse entre sí, lo que trajo consigo un nuevo espacio para sacar a relucir esas “cualidades” que, probablemente, serán decisivas el 21 de noviembre para entrar a La Moneda (o, por qué no, en la segunda vuelta del 19 de diciembre), con el pecho cruzado por la banda presidencial… Aunque ciertamente no sepamos si, realmente, servirán para gobernar bien o mal a nuestro país.

LOS CANDIDATOS

Vimos así a una Yasna Provoste (Nuevo Pacto Social), nerviosa por la suerte de desperfilamiento que muestra su candidatura en las encuestas y que en todo momento, pareció decidida a dejar en claro que podía ser más de izquierda que sus demás rivales, algo que por cierto ha demostrado no pocas veces durante su gestión en el Congreso y luego, por cierto, al defender un cuarto retiro de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

Pero esa imagen pronto se vino abajo.

La candidata falangista, y que ahora representa a Unidad Constituyente, la antigua ex Concertación, desde entonces se descontroló y cayó a los gritos con José Antonio Kast, cuando este sacó a colación su destitución como ministra de Educación de Ricardo Lagos y le enrostró los 600 millones de dólares carentes de justificación en el pago de asignaciones escolares, mientras ella le respondía con vehemencia que ese hecho era una mentira porque tal irregularidad no había ocurrido en su período.

Luego vendría el momento en que se les preguntó a los candidatos si apoyaban la continuidad del actual fiscal nacional, Jorge Abbot. Todos dijeron que no, menos Provoste muy cercana al senador Jorge Pizarro, con quien Abbot se reuniera antes de asumir como fiscal nacional.

Pero lo que más impresionó a los televidentes fue el episodio cuando acusó a Sebastián Piñera, “perdón, Sichel” como diría después, de ser un lobbysta de Shell. Cuando éste lo corrigió diciendo que nada tenía que ver con algo semejante, Provoste le respondió que eso estaba consignado en una ficha de Wikipedia.

La frase fue un balazo en el pie. En cuestión de segundos, una imagen apareció en Wikipedia, con la exministra y datos que la vinculan efectivamente con el pago de los 600 millones de dólares… a pesar que a esas alturas ya se había confirmado que tal irregularidad era ajena a su administración.

Sichel, en cambio, aunque respondió todavía no logra convencer, más aún cuando hay muchos en su sector que ya han dicho que se irán con Kast. Su frase para el bronce fue impactante: “Nos olvidamos de gobernar cuando dejamos que la política se politice”.

Del otro lado, Kast se movió con soltura, acaso inclusive demasiado relajado. Pero aunque afirmó que apoyaría la rebaja de un 50% del impuesto a los combustibles propuesta por la diputada magallánica Sandra Amar, para aliviar el precio de los combustibles mientras se encuentran en situación de emergencia. Pero cuando la medida llegó a la sala días después, para ser votada, uno de los diputados del Partido Republicano la rechazó y otro se abstuvo.

Gabriel Boric, la carta de Apruebo Dignidad, en cambio llegaba con la seguridad de estar muy por sobre el resto de los contendientes.

Aunque desde la entrada todos lo criticaron, el magallánico logró sortear todas las preguntas venenosas que le pusieron en el frente, incluidas aquellas sobre sus “experiencias vitales” aludiendo a su juventud y logrando de este modo, consolidar la ventaja que mantiene en las encuestas… y eso cuando se está en el primer lugar es, sin duda, un paso importante para llegar a La Moneda.

Eduardo Artés atacó a todos, tratando de ganar pantalla. Era el que tenía más por ganar y menos por perder y al menos en eso se puede ir tranquilo, pero sus ideas más izquierdizadas que las del propio Boric fueron rápidamente rebatidas con argumentos por el resto de los postulantes incluido el del Frente Amplio, al que Artés casi lo califica de conservador.

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