19 de abril de 2024
El tiempo - Tutiempo.net

Avenida España #959
61 2 292900

Súmate a nuestras redes sociales

Ediciones Anteriores

Buscador de noticias

RECIBE GRATIS

Diario El Pingüino todos los días donde quieras.
Lo último de nuestras redes sociales
Columna de opinión

Esquizofrenia nacional

opinion
23/10/2021 a las 16:23
Pablo Oyarzo
1471

Rodrigo Durán Guzmán, Periodista, especializado en Asuntos Públicos y Magíster en Comunicación Estratégica.

El pasado 18 de octubre se conmemoró el segundo año del denominado “estallido social”. La jornada, que se anticipaba marcada por violencia, destrozos, daños a la propiedad pública – privada y saqueos varios, no decepcionó en ninguno de los aspectos antes mencionados. Personas volcándose a las calles, no en el volumen de años anteriores, fuegos artificiales varios y consignas del tipo “Chile despertó” además del ya clásico cántico dirigido al jefe de Estado. Sin embargo, los días posteriores, en algo similar a lo ocurrido hace dos años, de la efervescencia de la manifestación pasamos a la habitualidad del día a día. Vale decir, en 24 horas pasamos de la rabia desatada y descontrolada a la paz, casi como un “borrón y cuenta nueva” o “aquí nada ha pasado”. Vivimos en una constante de rabia e ira contenida que tiende a explotar, cual olla de presión, cada cierto tiempo en el fragor de la temperatura. Pero una vez liberada esa energía pareciera retorna esta estabilidad falaz y delicada propia del raigambre social de los últimos años, especialmente desde 2019 a la fecha. Pareciera que estas manifestaciones sociales fueran lugares más bien de catarsis que de claridad respecto a las demandas y exigencias ciudadanas. De hecho, al preguntarles a las personas que concurren a estas movilizaciones por sus motivaciones el denominador común es “estamos chatos de los abusos”, “los políticos mienten”, “los convencionales mienten”, “los empresarios mienten”, “los medios mientes” y así. En la práctica, todos mienten salvo quienes concurren a manifestarse. Otro concepto que se repite es el de “cambio” pero al momento de confrontar qué cosas cambiarían, como lo harían y el por qué lo cierto es que la mayoría de las personas desconoce los mecanismos, no sabe y espera que otro lo haga. Por cierto, que duda cabe, los más radicales dirán que los cambios emanan desde la movilización social. Y quizás en esto tiene algo de razón, pero omiten (probablemente por desconocimiento e ignorancia) algo clave: en la historia de la humanidad todo cambio, cualquiera que sea, ha tenido momentos de violencia, conflicto y guerra inclusive. Ningún cambio social, y todo lo que conlleva, se genera en paz (distinto a una transición post guerra o Dictadura). Como sea, Chile es un país que pasa normalmente por diversos estados de ánimo y que en el contexto de la polarización que estamos viviendo se exacerban. Que duda cabe además que tras el encierro y los cambios en las conductas generados por la coyuntura sanitaria del COVID-19 la calidad de vida y salud mental de las chilenas y chilenos se volvió aún más crítica de lo que ya era. Esas conductas extremas, polarizadas, están tensionando permanentemente las formas de relacionarnos poniendo en jaque no sólo la capacidad escucharnos y dialogar, sino también en una especie de “normalización” de aquellos hechos o situaciones vinculadas a violencia: no es normal que una manifestación sea excusa para saquear, robar, violentar y vandalizar. No es normal que terroristas hagan y deshagan en la Araucanía. No es normal que el narcotráfico ocupe y gane territorios en los cuales nuestras policías tengan miedo de ingresar porque no cuentan con los respaldos para llevar a cabo su accionar. Por cierto, qué duda cabe, no es tampoco normal que las empresas proveedoras de servicios ajusten sus tarifarios sin informar a sus clientes incrementando en hasta 200% sus valores. No es normal que inescrupulosos acuerden establecer precios, disminuyendo la competencia y poniendo el mayor número de trabas a nuevos actores. Y así tantos otros ejemplos más que parecieran “normalizados” con un tufillo a resignación: ya nadie cree en nada, la desconfianza está instalada, son pocas las cosas que inspiran, motivan, alientan. Dejamos de mirarnos a los ojos, hablar sin miedo y pasar a dudar - cuestionar todo. Somos una nación apesadumbrada y enferma, pero con la oportunidad de sanar. ¿De qué dependerá? De nosotros, las personas. De nuestro actuar, de nuestras formas de relacionarnos con otros, de volver a confiar y de ser responsables cívicamente sin esperar que sean otros quienes solucionen nuestros problemas entendiendo que, para generar cambios concretos y reales, debemos comenzar por cada uno de nosotros con honestidad, verdad, consecuencia, sin miedo y en libertad.

Pingüino Multimedia entrega este espacio a su público para la expresión personal de opiniones y comentarios, apelando al respeto entre los usuarios y desligándose por completo del contenido de los comentarios emitidos.

Comentarios


Publicidad