Silvestre tiene dos mamás. Así lo sentenció el Juzgado de Familia de Punta Arenas en un fallo inédito: el menor de tres años se convierte en el primer magallánico reconocido institucionalmente como hijo de dos mujeres.
El niño fue concebido a través de la técnica de reproducción asistida. Sus madres, Gabriela Román Amarales y Belén Opazo Pizarro, compartieron la crianza en términos equitativos, pero el Estado solo reconocía la filiación de quien gestó a Silvestre.
Las mujeres recurrieron a los tribunales de justicia para que se reconociese la comaternidad. La causa se tramitó durante más de un año con la asistencia de la Corporación Humanas y Alimentaria.
Según la abogada Ximena Peralta Fierro, el argumento central fue que “en el ordenamiento jurídico la lógica no es la única verdad que importa en la familia. Por eso existen las técnicas de reproducción asistida o la adopción”.
La abogada pone como ejemplo el trato que recibe una pareja heterosexual ante la ley. “Un hombre y una mujer se someten sin problemas a una técnica de reproducción asistida y terminan siendo padre y madre del niño. En este caso fueron dos mujeres, pero por su orientación sexual no pudieron ser madres”, explica.
Durante la tramitación el tribunal analizó el informe pericial de una psicóloga y una trabajadora social. El informe revelaba que a sus tres años el propio Silvestre se reconocía como hijo de Gabriela y Belén.
De acuerdo a la abogada Peralta, “el tribunal tuvo en cuenta un argumento fundamental: el bienestar superior de Silvestre. Él tiene derecho a una identidad, a vivir en una familia que no sea discriminada por el Estado y tiene los mismos derechos que otro niño”.
Las madres –que están ligadas por un Acuerdo de Unión Civil– recibieron la noticia dos horas antes de la aprobación de la Ley del Matrimonio Igualitario en el Congreso. Ahora planean casarse para que sus otros dos hijos, los mellizos Borja y Gael, no tengan que pasar por el proceso judicial de su hermano mayor.