Los resultados del plebiscito de ayer ya son parte de la historia reciente de nuestro amado Chile, de nuestra amada Región de Magallanes.
Si la opción Rechazo se ha impuesto, querrá decir que la gran mayoría de los habitantes de nuestro país participó en esa victoria con esfuerzo, con el alma y el corazón y le hemos otorgado a la Patria una nueva oportunidad para crecer, madurar y salir adelante del marasmo al que nos ha lanzado esta perniciosa administración comunista-frente amplista-chavista-cubano-boliviana en menos de un año.
Si, por el contrario, el gobierno de Boric logró su objetivo de sentar las bases de una sociedad totalitaria, con chilenos discriminados por su origen, su apellido, su sangre y en la presunta igualdad que otorga la miseria creada con un libreto ensayado ya en la Cuba del dictador Castro; en la Venezuela de otro dictador, Maduro, o en la Nicaragua del matrimonio (¿) Ortega y otros países de un planeta ancho y ajeno, gobernado por poderes globalistas que tienen nombres extranjeros, pero un solo denominador: la creación de un nuevo “orden mundial”, una forma de neo – colonialismo explotador de riquezas y de recursos naturales, población incluida, dueño del capital, de la tecnología y de armas tan o más poderosas que decenas de bombas nucleares, habrá que seguir trabajando para impedir esos afanes y conservar nuestra libertad, nuestra esencia de Chilenos que aúpa una izquierda violentistas, por decir lo menos.
Debemos oponernos a ese nuevo orden mundial, el globalismo inmisericorde, transnacional, que escupe sobre símbolos patrios tan significativos como nuestra Bandera, nuestro Escudo, nuestro Himno Nacional, y que tiene aliados poderosos en Chile, mentirosos, depravados, depravadas y nuestra primero tarea será seguir luchando contra esas peligrosas y anti chilenas tendencias minoritarias.
Para ello requerimos claridad de principios; voluntad para defenderlos y difundirlos, especialmente a las nuevas generaciones y a los indiferentes, con unidad, con responsabilidad, con eficiencia y eficacia, ampliando la estancia de lo que nos une y achicando el campo de las diferencias, tal como lo hicimos para consolidar el triunfo del Rechazo.
Y con la frase de Tzun Tzu, un general chino, siempre vencedor, jamás vencido, como nuestro Ejército y nuestras Fuerzas Armadas, si conocemos al enemigo, y lo conocemos y lo sufrimos muy bien, y nos conocemos a nosotros mismos, con nuestras fortalezas y debilidad, ganaremos todas las futuras batallas…. Con la ayuda de Dios para consolidar la Patria, la Familia, la Libertad.