El Centro Asistencial Docente e Investigación de la Universidad de Magallanes (UMAG) llegó para demostrar que la ciencia y la tecnología pueden demostrar grandes cosas.
Su inauguración no estuvo exenta de polémicas. En un inicio se creyó que la institución iba a ser un elefante blanco y no se iba a sacar provecho de todas sus capacidades.
Pero con la llegada de la pandemia se demostró que el edificio era necesario para una región golpeada por el virus.
Uno de sus primeros pasos fue analizar muestras de coronavirus para evitar que el Instituto de Salud Pública, en Santiago, entregara los resultados quince días después, prácticamente cuando la persona positiva al virus, ya salía de su cuarentena.
Poco a poco fueron llegando más científicos, personas de gran expertis y con grandes conocimientos para liderar el centro y desarrollar ambiciosos proyectos en beneficio de la Región de Magallanes.
El doctor Marcelo Navarrete fue uno de ellos. Fue la cara visible del CADI al inicio de la pandemia, prácticamente quien indicaba cuál virus estaba circulando en la región siempre con el apoyo de otros expertos.
El gran análisis del director médico del CADI es que “aprendimos a lidiar con un desafío único para las generaciones actuales y actualmente podemos decir que hemos sabido lidiar con una pandemia”.
El también hematólogo ve con optimismo el rol de la ciencia y la sociedad, para que muchas más personas comprendan su importancia y beneficios.
“Adelante nos quedan muchos desafíos sociales, científicos, tecnológicos, pero si algo podemos rescatar es que unidos podemos superar adversidades y espero que el próximo año podamos seguir avanzando, cada uno de nosotros desde los lugares que nos corresponda. Magallanes cuenta hoy con nuevos centros e infraestructuras científico-tecnológicas y un grupo humano entusiasta, ahora el desafío es estimular a las generaciones que vienen a emprender el camino de la ciencia, la tecnología y la innovación”.