Según los ganaderos, la Laguna Blanca se venía secando a ritmo lento desde hace años.
Sin embargo, una delgada superficie de agua se mantenía en gran parte de su extensión, haciendo posible la vida de la flora y fauna en su interior y dando sustendo a diversas explotaciones ganaderas a su alrededor.
En los últimos meses, aquello cambió drásticamente, debido a la sequía sin precedentes que se desató en la Región de Magallanes y que amenaza con destruir gran parte de la vida a su alrededor.
Desde hace meses, según describen ganaderos y autoridades locales, el suelo desnudo de la laguna, calentado a fuego por la inclemencia del sol y el viento, se ha convertido en polvo, que se esparce con letales efectos en los alrededores, cubriendo así extensas superficies destinadas desde hace décadas a una importante actividad ganadera.
El alcalde de Laguna Blanca, Fernando Ojeda, nos cuenta que gran parte de la producción ganadera que se ubica en los alrededores de la laguna ya tuvo que ser trasladado a otros campos, pues el polvo y la arena lo tapan todo.
El problema solo viene a agravar lo que está ocurriendo en el conjunto de la región donde más de un millón de cabezas de ganado están afectadas por la falta de precipitaciones que golpea a la zona.
Por lo pronto, la Región de Magallanes ha sido declarada zona de Emergencia Agrícola por crisis hídrica y se han distribuido ayudas por parte de Indap a los pequeños agricultores, mientras que una comisión ad hoc, liderada por la delegada regional presidencial, Luz Bermúdez, visitó el viernes las instalaciones de Aguas Magallanes en Laguna Parrillar para asegurar el abastecimiento de agua de la población de Punta Arenas.
Sin embargo, dirigentes ganaderos se han mostrado decepcionados por la falta de avances en materia de soluciones para el sector, que dada la magnitud de la crisis amenaza sufrir una crisis económica de graves proporciones en los próximos meses.