“Por favor”, nos dice. “El mensaje más importante que quiero transmitir es terminar con las vulneraciones de derechos que sufren nuestros niños y sus familias”.
La sicóloga Loreto Gálvez, especializada en Autismo, es parte del equipo de profesionales y técnicos gestores que apoya a la Agrupación TEAbrazo Magallanes. Pronto dará un examen de grado en España para obtener un máster en Trastorno del Espectro Autista (TEA), Detección y Atención Temprana.
También es madre de dos niños dentro del espectro. Nos confiesa que formarse y especializarse fue su forma de enfrentar esta situación. “He sido una madre que ha luchado por la vulneración no solo de mi hijo, sino que de todo quien llegue a la agrupación en donde hoy se acogen niños, niñas, adolescentes, padres dentro de la condición de toda la región, sin ningún tipo de discriminación, sobre todo social o económica”.
Y fue esa lucha contra las vulneraciones de niños con espectro autista en la región, que la convirtió en activista en favor de la Ley TEA, promulgada a la postre en marzo de este año, un logro que le valió, además, el reconocimiento, como una de las ocho mujeres destacadas de la región en 2023, por el Servicio Nacional de la Mujer.
En su reconocimiento, el Sernameg expresó: “Recientemente, la Ley TEA ha sido promulgada, y desde su comunidad no dejan de reconocer el rol de Loreto como impulsora, gestora y alentadora de esta ley desde la Agrupación TeAbrazo Magallanes. En la búsqueda de la igualdad de derechos de todas las personas ha perfeccionado sus conocimientos para asesorar, contener y acompañar a su entorno en esta temática, promoviendo también la corresponsabilidad entre hombres y mujeres cuidadoras y el cambio cultural, que visualiza las cualidades de las personas del espectro autista”.
Empatizar
“Como madre cuidadora, es imposible no empatizar ante vulneraciones, falta de empatía, desconocimiento de la normativa y desconocimiento de la condición trastorno del espectro autista”, dice.
Fue algo que vivió en carne propia, cuando una terrible mañana de agosto, a su hijo, quien tiene TEA asociado a fobia social, le negaron el ingreso a su colegio, la Escuela Juan Williams, sin explicación alguna y en pleno año escolar.
-¿No, porque no nomás, así de simple?
“Así de simple. Le negaron el acceso al colegio, incluso delante de sus compañeros, ni siquiera nos llamaron antes como papás para evitar aquello”.
Ella acudió a la justicia y esta le dio la razón. Se nota su emoción al describir, como si fuera hoy, aquel instante. “La Ilustrísima Corte de Apelaciones de Punta Arenas, acoge el recurso de protección de esta madre a favor de su hijo autista, por vulneración de derechos fundamentales y con ello marcó jurisprudencia a nivel nacional”.
Al acoger el recurso interpuesto por ella en contra de la Corporación Municipal de Punta Arenas (Cormupa), el tribunal ordenó a la corporación “reintegrar al hijo de la recurrente, manteniendo el acompañamiento y asistencia de su padre o madre fuera de la sala de clases y retomando el Programa de Autonomía Escolar”.
Fue un logro legal con grandes repercusiones. “Es este recurso en el que se reconoce, antes de la promulgación de la Ley de Autismo, el rol de los cuidadores o tutores sombras de personas con necesidades educativas especiales, ya que son estos padres y madres cuidadores, quienes son los facilitadores de la inserción dentro del establecimiento, así como la adaptación, creación de vínculos e incluso de aquellos que deben velar por la salud física con respecto de necesidades y diagnósticos biológicos, como el cambio de pañales, en donde hoy los establecimientos educacionales no cuentan con mudadores para diversidad de estudiantes y distintas necesidades”.
Pero hubo costos. “Hubo hostigamiento y daño sicológico que recibió esta familia, madre, padre, abuela y dos menores por parte de algunos funcionarios de la escuela” .
Cambio insuficiente
Su hijo volvió al colegio, pero Gálvez lamenta el impacto que esto trajo en su proceso de formación. “Retrocedimos años y todavía estamos luchando como familia con las secuelas que este hecho le dejó a mi hijo”.
Hubo un cambio en la dirección del establecimiento, pero Gálvez asegura que el diálogo con la nueva directora ha sido desgastante. “Volvimos a ser revictimizados como familia, porque a la fecha aún no hay cambios de aquellos profesionales que vulneraron los derechos fundamentales de mi hijo y siguen humillando y denostando a los padres o cuidadores”.
Falencias
Critica, además, que todavía debe cambiar los pañales de su hijo en el piso del baño de discapacitados. “A la fecha, no están las condiciones mínimas, por ejemplo, un lugar digno y adecuado como lo indica la ley para el cambio de pañales para niños o niñas con necesidades, entre otros”.
Es por ello que Gálvez exige reparación para su hijo y para ellos como familia, por todo lo vivido.
Sensibilizar
“Lo más importante es que buscamos sensibilizar a una sociedad civil que hoy desconoce la realidad que hoy viven familias con hijos e hijas bajo la condición del espectro autista y diagnósticos asociados, estando ellos convencidos que esto además pasa por un cambio cultural, el cual se da en educación desde la primera infancia, por eso es tan importante la experiencia y capacitación técnica y profesional en los establecimientos educacionales públicos, particulares-subvencionados y particulares, porque esta realidad cruza todo el ámbito social”.
Nueva ley
También destacó que ante la promulgación de la nueva ley de autismo, los servicios públicos ya están solicitando capacitaciones para estar preparados. “No son las personas con condición espectro autista las que se deben adecuar a la sociedad, sino la sociedad civil debe aprender a convivir con los distintos tipos de condiciones y mirarlos como un aporte real al desarrollo social, económico y cultural de nuestra sociedad”.
Agrega que “solo podemos crear una sociedad más justa e integradora en la medida que reconozcamos en cada uno, nuestras distintas capacidades, así lograremos una sana convivencia, una salud mental plena que va en la búsqueda de un bien común”.