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Columna de opinión

Giorgio Jackson: por la boca muere el pez

opinion
04/06/2023 a las 15:14
Pablo Oyarzo
1883

Benjamín Escobedo, Teólogo e Investigador de Historia

Hace algunas semanas los cuestionamientos hacia el Ministro de Desarrollo Social han puesto sobre la mesa el descontento de un segmento de la ciudadanía respecto de su ejercicio público en el país, junto con ello, sus competencias profesionales por la toma de decisiones y discursos políticos en reiteradas ocasiones. Para nadie es un misterio que la figura de Giorgio Jackson presenta una serie de vicisitudes, dudas, problemas e incoherencias desde una mirada gubernamental. Las palabras, frases, declaraciones y argumentos del Ministro son parte de una sombra que lo sigue incesantemente. Por tanto, mi columna de la semana coloca de manifiesto una panorámica que inscribe la siguiente premisa “Giorgio Jackson: Por la boca muere el pez”.

La encuesta Cadem ha señalado una y otra vez al Ministro Jackson como uno de los peores evaluados tanto en sus funciones de Ministro de Secretaría General de la Presidencia, como también en sus funciones actuales en calidad de Ministro de Desarrollo Social. Pero ¿Quién es Giorgio Jackson? Nació el 6 de febrero de 1987, en Viña del Mar. Hijo de Kenneth Paul Jackson Salinas y Carmen Gloria Elisa Drago Caballero. Estudió en el Colegio Alemán Sankt Thomas Morus, en Santiago. En tercer año de Educación Media se incorporó como voluntario en la organización Un Techo Para Chile, donde se mantuvo por seis años. En 2004 terminó la enseñanza media y continuó sus estudios en la Pontificia Universidad Católica de Chile, en la carrera de Ingeniería Civil Industrial con mención en Tecnologías de la Información. Participó en la creación del Centro de Estudiantes y Trabajadores de la Universidad Católica (CET), iniciativa que surgió desde el movimiento Nueva Acción Universitaria (NAU), en 2009. Fue director de CET entre 2009 y 2010. A fines de 2010 fue nombrado candidato a presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (FEUC), en representación de NAU. Resultó electo para el periodo 2010 a 2011. En forma paralela, fue vocero de la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH) y junto a Camila Vallejo Dowling, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, y Camilo Ballesteros, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago, tuvo un importante rol en las movilizaciones estudiantiles protagonizadas por los estudiantes secundarios y universitarios durante el año 2011 (Biblioteca del Congreso Nacional de Chile). Tal vez, estamos frente a un hombre de retórica e “incidencia” significativa en Chile, no obstante, sus argumentos, acciones y discursos no son congruentes, por consecuencia, sus afirmaciones terminan pasándole la cuenta.

Se hace pertinente trazar ejemplos concretos de sus desaciertos y los efectos secundarios de sus acciones y/o declaraciones. (1) “Nuestra escala de valores es distinta”. Aquí el ex secretario de Estado dio una entrevista a través de la plataforma Twitch donde hizo duros cuestionamientos a las generaciones y gobiernos precedentes, dicho sea de paso, desmarcándose de estos últimos sintiendo una superioridad moral incluso por sobre sus propios compañeros de la denominada concertación, sin duda, una sobrevaloración incumplida tras su actual participación en el Gobierno. Es probable que uno de los casos más cuestionados por algunos medios de comunicación haya sido el denominado nepotismo a través de la presencia y renuncia de su cuñado para el MOP (Ministerio de Obras Públicas). Las izquierdas caen en silogismos donde el resultado generalmente es el mismo, vociferaciones y estándares de mera narratividad y poca viabilidad pública, de ahí que un sector de ellas sea utópica, arrogante y de superioridad como fue el discurso de Giorgio Jackson. (2) Otro episodio que refleja una precaria efectividad del ex Ministro de Secretaría General de la Presidencia (hoy en día Ministro de Desarrollo Social) es precisamente el cambio de sus funciones a raíz de polémicas, entre dichos, pragmatismos y poca precisión en la información. Dos habrían sido las principales razones que causaron su salida de Jackson de la Segpres. La primera de ellas es su gestión en la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo, la cual ha sido duramente criticada por diversos sectores políticos. En segundo lugar, el ex secretario de Estado fue acusado por muchos en la oposición -y también en sectores del oficialismo- de ser uno de los responsables del triunfo de Rechazo en el plebiscito de salida, claramente, aristas poco plausibles para mantener la transversalidad, horizontalidad y diálogo en el Gobierno. Se acusaba al Ministro Jackson de ser el ideólogo de muchas de las normas constitucionales que la ciudadanía rechazó. (3) Por último, la reciente problemática sobre la compra de balones de gas que incurrió ENAP, subsidiada por el Ministerio de Energía, en su intento de entrar al negocio de la distribución del gas. La idea de “gas a precio justo” gastando $ 591 millones ($ 117 mil pesos por unidad) no refleja mucha conciencia social, el Ministro debería saber que al Estado no se va aprender, se va a gobernar. En el caso de ENAP se trata de una empresa pública, regulada por la CMF y que debe cumplir las normas de empresas reguladas. Estas empresas no se manejan al antojo del ministro de turno. Tienen un equipo ejecutivo que debe velar por su patrimonio.

El periodista más importante del siglo XX en materias de economía, Henry Hazlitt, propone algunas directrices significativas que podrían ser útiles para el pensamiento “economicista” del Ministro Giorgio Jackson a la hora de tomar decisiones, o bien, ser parte de ellas. Hazlitt señala lo siguiente: “El mal economista solo ve lo que se advierte de un modo inmediato, mientras que el buen economista percibe también más allá. El primero tan solo contempla las consecuencias directas de la medida a aplicar; el segundo no desatiende las indirectas y más lejanas. Aquel solo considera los efectos de una determinada política, en el pasado o en el futuro, sobre cierto sector; este se preocupa también de los efectos que tal política ejercerá sobre todos los grupos” (Henry Hazlitt. La economía en una lección. Madrid: Unión Editorial, 2018, pp.53-54). En síntesis, el Ministro de Desarrollo Social encausa fisuras respecto de sus palabras, decisiones y parámetros de moral, claro, con dinero del Estado nada menos, de ahí que mi columna sugiera “Giorgio Jackson: Por la boca muere el pez”.

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