El riesgo es que justos paguen por pecadores. El 29 de junio, a pocas horas del conocido primer escándalo del caso fundaciones, la Contraloría General de la República ordenó a las contralorías regionales congelar cualquier toma de razón de todos los contratos entre fundaciones y ONG’s con instituciones estatales tras el escándalo de la Fundación Democracia Viva en Antofagasta tras la firma de convenios por un total de $426 millones.
De acuerdo con lo indicado entonces por el contralor Jorge Bermúdez, “hay un cuestionamiento a las transferencias que se están haciendo a fundaciones y corporaciones privadas por parte de algunos órganos públicos, es decir, recursos públicos que se transfieren a entidades privadas, y nosotros como Contraloría hemos tomado la decisión de suspender aquellas que pasan por nosotros -porque no todas lo hacen- mientras no tengamos mayores antecedentes y tener claro lo que está ocurriendo con esos recursos”.
En medio del escándalo del caso Democracia Viva, la medida golpeaba a un sinnúmero de instituciones, sin distinción, a lo largo del país. De hecho, fue tanto que muchos se preguntaron si la Teletón o Bomberos serían también afectadas por la medida, aunque pronto se conocería que estas instituciones contaban con un especial respaldo legal, pues los traspasos de estado estaban consagrados en el presupuesto de la nación y no requerían de toma de razón.
Pero la Corporación de Rehabilitación Cruz del Sur, la única de su tipo en Magallanes y orgullo de nuestra región, no cuenta con esa protección legal.
Y aunque en los días siguientes la decisión de Contraloría sería matizada con algunas declaraciones, en lo esencial, la medida se mantiene, mientras el escándalo de las fundaciones, presuntamente, creadas o mutadas en entes destinados a defraudar el fisco, adquiere las características de una bola de nieve cada vez más devastadora.
Para comienzos de julio ya eran 14 mil millones de pesos, los que investigaba en ocho regiones del país y pronto, la Fiscalía iniciaría también dos investigaciones en Magallanes a las fundaciones Pro Cultura y Hernando de Magallanes.
Sin embargo, mientras el aparato estatal se paraliza en medio de graves acusaciones, otras instituciones que han cumplido de manera ejemplar con el objeto para el que fueron creadas y de cuyos logros dan cuenta miles de personas en Magallanes, no pueden darse siquiera el lujo de detener su trabajo y, más injusto aún, dejar de soñar con ampliar su labor ante las necesidades acuciantes que les impone la realidad.
La Corporación de Rehabilitación Club de Leones Cruz del Sur ocupa un lugar preponderante en este listado, máxime si el escándalo que azota al país, la encuentra en plena negociación con el Ministerio de Salud, para la firma de un nuevo convenio que les permita aumentar de manera sustancial, los recursos que recibe del Estado.
“Sabemos que el momento no es el mejor para pedir dineros públicos pero es una necesidad del centro para seguir operando”, nos dice el director ejecutivo de la Corporación de Rehabilitación Cruz del Sur, Asterio Andrade.
La cifra requerida como aumento asciende a más de mil millones de pesos y da cuenta de la magnitud de la tarea emprendida por la institución en la región más austral del país.
Para Norma Jiménez, presidenta del Club de Leones Cruz del Sur, sin embargo, lo más importante es mantener la esperanza en la comunidad de Magallanes, algo que ha permanecido inquebrantable incluso en los momentos más difíciles.
Al medir la magnitud de este desafío, Norma Jiménez declara: “Siempre miro las Jornadas con mucha esperanza. La gente de Magallanes nunca nos ha fallado, por lo tanto no tengo porqué pensar que este año va a ser distinto, tengo clarísimo que las condiciones son complicadas para mucha gente, pero no es distinto de otras situaciones en que también han sido muy complicadas para mucha gente y los resultados para nosotros no han sido malos”.
- ¿Qué es lo que más le da tranquilidad?
“La gente conoce la obra, sabe que lo que se está haciendo es en beneficio de cualquier persona que llegue al centro requiriendo nuestros servicios y, por lo tanto, en esa perspectiva la gente nos apoya”.
El 4 de noviembre se cierra la campaña de recolección de fondos, “pero si alguien quiere aportarnos en cualquier fecha del año, es bienvenido”, comenta.
LOGROS EN MEDIO DE AÑOS DIFÍCILES
Las palabras esperanzadoras de Jiménez tienen un poderoso sustento en los hechos, porque a pesar de las circunstancias especialmente difíciles de los últimos años, el respaldo de la comunidad magallánica no ha fallado, un instante.
De ellos, acaso uno de los momentos más complejos ocurrió el sábado 19 de octubre de 2019, al día siguiente del Estallido Social en Santiago, cuando en Punta Arenas una violenta multitud levantó barricadas y atacó ventanales y fachadas enfrentándose a la fuerza pública durante horas, al punto que el centro de la ciudad nunca más sería el mismo.
Y ese mismo día, en el Gimnasio Fiscal de la ciudad, estaba programada la jornada final de las Jornadas de Rehabilitación de Magallanes. “Esa vez fue muy complicado, porque ni siquiera sabíamos si podríamos hacer la Jornada ese día o no. Fue muy complicado, pero la gente estuvo y nos apoyó, por eso le digo que hemos vivido situaciones complicadas como todo el mundo”, comenta.
Y así fue. Al caer la noche, mientras en el centro de Punta Arenas el odio y la violencia se instalarían durante meses hasta la llegada la pandemia en marzo siguiente, esa noche en el Gimnasio Fiscal de la ciudad, cientos de personas cantaron y bailaron las canciones de Dash, Blue Mary y un niño de tan solo 14 años, Max Valenzuela, para que, al final de la jornada, pudieran celebrar alborozados el que Magallanes superó la meta y logró reunir 809 millones de pesos.
Al año siguiente, llegaría la pandemia que supondría otro desafío y desde entonces, las Jornadas ya ni siquiera tienen una meta de dinero establecida, debido a lo difícil que han sido los últimos años para la comunidad.
“Hace un tiempo que la meta no se define sino que está en función de la buena voluntad de la comunidad, pero hasta ahora en general nos ha permitido siempre tener un número cada año, mejor que el anterior, estamos aceptando con lo que la comunidad nos quiera colaborar la verdad”.
-¿Qué porcentaje es lo que aporta la comunidad al funcionamiento de los centros?
“Es un 25% de lo que se necesita para la mantención y operación de los centros. Son tres centros, pretendemos y esperamos que sean cuatro en un futuro no tan lejano”.
Y ese esperado cuarto centro es Puerto Williams, meta que hasta ahora no ha podido alcanzarse, pero que representa una necesidad importante para su población.
“Se está trabajando hace mucho tiempo en ello y si todavía no hemos tenido humo blanco en Williams no ha sido porque no se ha trabajado en ello, es una zona como cualquiera de las otras que necesita tener un centro cercano porque la necesidad existe, igual como existe en Natales, Porvenir o Punta Arenas, entonces para nosotros es importante tener cubiertas, al menos, las cabeceras de las provincias con este esquema de rehabilitación.
Y es que la magnitud de la obra no deja de sorprender a quienes la conocen.
“Somos la única región que tiene tres centros de rehabilitación y esperamos y abogamos por tener un cuarto centro en Williams, porque sentimos que hay una necesidad en esa localidad, al igual que en las restantes capitales provinciales”, enfatiza Jiménez.
Pero el aporte de la comunidad solo representa un cuarto de los recursos necesarios para mantener los tres centros en funcionamiento y el aporte estatal se está haciendo cada vez más insuficiente, al punto que en las últimas semanas, el director ejecutivo de la Corporación de Rehabilitación Cruz del Sur, Asterio Andrade, ha tenido que multiplicar sus reuniones y visitas a Santiago y Valparaíso para solicitar el concurso de mayores aportes estatales, para algo tan acuciante como financiar la operación de los centros, especialmente, en lo que se refiere a preservar lo más valioso de ella, su capital humano.
MAS RECURSOS
En una de las últimas reuniones sostenidas en Valparaíso, Andrade expuso la grave situación del la corporación ante la Comisión de Zonas Extremas del Senado.
“Magallanes es una región cara para vivir, un profesional recién egresado nuestro, demora entre 18 y 20 años para equipararse al primer mes de sueldo de un funcionario del Hospital Clínico Magallanes que está a 50 metros de nosotros”, enfatizó Andrade.
Y es que de acuerdo con la cara visible del Centro de Rehabilitación, “los trabajadores cada vez nos duran menos porque no hay ningún interés de trabajar con nosotros”.
En concreto, cualquier funcionario que ingresa a planta su sueldo es de 800 mil pesos líquidos al mes. “Eso es muy reducido”, agregó Andrade.
Andrade pidió a la Comisión de Zonas Extremas mil millones de pesos; subir de 1.500 a 2.500 millones de pesos, que permitiría, en parte, mejorar la situación salarial de los trabajadores.
“Cada 100 mil pesos que le subo a los trabajadores implican aproximadamente 230 millones de pesos. Y para subir 300 mil pesos a los funcionarios, que ni siquiera voy a llegar a mercado, me implican 670 millones de pesos. Eso sin hablar de los gastos de operación”.
Desde hace 5 años la Corporación de Rehabilitación Cruz del Sur trata de ver cómo aumentar el traspaso de fondos que hace el Estado.
“Estamos respondiendo al Estado, cumpliendo una labor de apoyo, pero también queremos que el Estado sea generoso con nuestra gente, que por lo menos reciban una renta digna. El único lugar que podemos restringir es el salario de los trabajadores”, concluyó Asterio Andrade.
PROCESO EN MARCHA
Mientras ello, se desarrolla en Santiago y Valparaíso, el Club de Leones está abocado a la organización de las jornadas un proceso que espera el próximo 4 de noviembre despertar una nueva jornada de esperanza para los habitantes de Magallanes, tal y como viene haciéndolo desde años y que probablemente es lo que más necesitamos, esperanza.