Las cuatro problemáticas más grandes que tiene el país son urgentes mejoras en salud, vivienda, educación y mejores pensiones para nuestros jubilados. El actual Presidente Gabriel Boric se comprometió a mejorarlas, porque supuestamente fueron esas las principales demandas del Estallido Social y a cuatro años de ello no hemos avanzado ni un metro y todo lo contrario nos hemos desgastado en otros problemas ideológicos que son prioridad de los políticos, pero no de la ciudadanía.
Muchos gobiernos se pierden en la conducción política, porque deben cumplir las promesas electorales y la priorización de los verdaderos problemas que aquejan a la gente quedan en la nebulosa. En este caso no ha sido así, porque no se ha cumplido ni lo uno ni lo otro. Hoy las principales críticas que provocan la baja en la aprobación gubernamental apuntan a la incertidumbre, la improvisación, la desinformación, la corrupción, la delincuencia, el desempleo, el desgobierno y otras semejantes.
La población está con una depresión que afecta mucho y que es contagiosa. Se están perdiendo las confianzas en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Los resultados de las recientes encuestas son el reflejo estricto de una realidad que el país está viviendo desde hace casi una década. Muchos dirán que esto también ocurrió en el Gobierno pasado, pero cómo un mandato tan corto, de sólo cuatro años, se puede desgastar tan rápidamente.
Al actual Presidente Boric le pasó la cuenta el plebiscito de salida cuando solo llevaba seis meses de mandato. Hoy, con las redes sociales, la gente se expresa rápidamente y los manifiestos son contagiosos, generan un traspaso veloz y muchas veces aquello es lo que más multiplica el negativismo. Ya no se pueden ocultar los desaciertos, errores y engaños de quienes tienen el deber de solucionar los problemas de la población, que sufre carencias comprobables.