José Antonio Kast, político chileno, dos veces candidato a la presidencia de la república. Fundador del Partido Republicano (PR). Javier Milei, Diputado argentino y candidato a la presidencia de su país que obtuvo el segundo lugar en la reciente primera vuelta. Fundador del partido La Libertad Avanza (LLA). Santiago Abascal, político español, dos veces candidato a la presidencia de su país. Fundador del partido VOX. Estos tres políticos tienen en común que están por un sistema económico liberal, capitalista. Tanto Kast como Abascal son conservadores en lo valórico, en tanto Milei es también liberal. Se pude decir que los tres son derechistas. Sus partidos están por lo tanto, emparentados. Ciertamente hay diferencias entre ellos, pero su derrotero político sigue de alguna manera, un mismo sendero.
Kast perdió en segunda vuelta frente al ultra izquierdista Boric. Hoy sabemos el gran error cometido por la ciudadanía, pero ¿fue realmente una equivocación dicha elección? Abascal se enfrentó duramente en la campaña de este año con el socialista Pedro Sánchez y marcó sus diferencias con el centro derechista Núñez Feijoo, del Partido Popular (PP) español. De la misma manera que J. A. Kast se enfrentó al candidato Sichel, de Chile Vamos. En cuanto a Milei, su enfrentamiento áspero no solo fue con el peronismo gobernante, sino también con el macrismo que representa el centro derecha argentino. Como se puede apreciar, los tres se posicionan no sólo como duramente críticos de los gobiernos e ideología de izquierdas, sino también con la derecha o centro derecha. Incluso Abascal bautizó como “la derechita cobarde” a ese centro derecha que a su juicio, no marca las diferencias con la izquierda y especialmente con la ultra izquierda.
En materia de resultados en elecciones de diputados, a los tres partidos les ha ido bien, aunque no llegan a ser mayoría en los parlamentos respectivos. Alcanzan un porcentaje que les hace una fuerza importante. En tanto las elecciones presidenciales no han podido ganarlas, lo que debe analizarse. Más allá de las particularidades de cada elección y de cada país, hay un elemento común que puede explicar la poca fortuna en las respectivas carreras presidenciales. A estos tres candidatos se les percibe como de extrema derecha, con toda la carga negativa y de temor que ello provoca. El enfrentarse con decisión y muchas veces, con exaltación a sus oponentes de izquierda, quedan situados en el otro lado del arco político. Esta percepción se acrecienta con el duro enfrentamiento y emplazamientos a los candidatos del centro derecha que para ellos no son la “verdadera derecha”. Serían impostores, cobardes, políticos que transan sus principios y valores para obtener poder. Y en esta refriega política van quedando solos, sin mucho espacio para hacer alianzas, lo que es especialmente perjudicial cuando la gente se pregunta: ¿si llegan al poder quiénes serán sus aliados?
Entonces el problema simple y complejo a la vez es la percepción ciudadana. Se les ve extremistas; generan temor en mucha gente. Y aunque sus propuestas pudieran ser razonables, la forma del mensaje asusta y ahuyenta. Hoy por hoy las personas requieren estabilidad y ciertas certezas en sus vidas. Generarles más incertidumbre hace huir a los electores, aunque insisto, sus propuestas no sean objetivamente extremistas. Basta esta percepción que bien alimentan sus adversarios para que sumado a la poca seguridad que dejan ver si gobernaran, para que la ciudadanía no les dé el voto.