Una sencilla y colorida ceremonia puso el broche de oro a una exitosa capacitación, la que benefició a 22 mujeres privadas de libertad del Complejo Penitenciario de Punta Arenas, gracias al Taller Expresarte, “Memorias de la Vida”. En virtud de la priorización asumida por el Ministerio de Justicia y DD.HH. para esta población de especial protección, la iniciativa les permitió acceder a una nueva línea programática de Prodemu (en estrecha coordinación con Gendarmería) a través del Programa ExpresArte, trabajando en su bienestar general gracias a la expresión artística, de gran apoyo en su empoderamiento y salud mental. 

El acto de certificación de este taller ejecutado por Prodemu, contó con la seremi de Justicia, Michelle Peutat Alvarado, el jefe regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Cristián Figueroa Fuentealba, y la directora regional de Fundación Prodemu, Ingrid Álvarez Jiménez, junto a representantes de la institución penitenciaria. 

La directora regional de Fundación Prodemu, resaltó el poder aportar al bienestar de quienes se encuentran privadas de libertad, agregando que, “la iniciativa tuvo como objetivo promover un proceso de fortalecimiento de habilidades y capacidades, tanto a nivel individual y colectivo, a través del desarrollo de diversas expresiones artísticas, potenciación de las autonomías y sensibilización de temáticas de género, que esta oportunidad tuvo un desenlace a través de la pintura”. 

Las internas se mostraron motivadas con esta experiencia, como fue el caso de Jimena Muñoz, quien dijo que  “estamos súper agradecidas por la oportunidad, el tiempo, por todos los materiales que se nos dieron y por la oportunidad de poder aprender nuevas técnicas para poder pintar, poder dibujar, hacer estampados y varias cosas”.

Otra participante, Gladys Leiva, valoró el aporte del arte “para desarrollarse psicológica y espiritualmente, algo muy constructivo que ojalá se siga dando y haciendo aquí con la gente”. A la luz de esta experiencia, destacó que hace que todas se desarrollen como personas, ya que “tienen muchas condiciones, muchas cualidades para reinsertarse y vivir una vida mejor, haciendo las cosas correctamente”.

El taller se conformó de 10 sesiones semanales de mayo a julio, de tres horas cada una. Incluyó un plan común de cuatro sesiones de género y empoderamiento a través del arte, y seis en la disciplina de pintura, con una inversión cercana a 400 mil pesos.