El portaaviones nuclear USS George Washington de la Armada estadounidense, uno de los más grandes del mundo, abandonó ayer las aguas de Magallanes, rumbo a Valparaíso, luego de recibir la visita de la ministra de Defensa, Maya Fernández.
La embarcación inició hace semanas un largo periplo desde el puerto atlántico de Norfolk en Estados Unidos, bordeando la costa sudamericana hasta llegar a San Francisco en la costa estadounidense del Pacífico y luego Japón.
Debido a su tamaño, el barco no puede cruzar por las menguantes aguas del Canal de Panamá, un paso internacional que ha visto disminuir su flujo en los últimos meses debido a una alarmante falta de precipitaciones.
Características
El USS George Washington es parte de la clase de portaaviones Nimitz, conformada por los seis portaaeronaves más grandes del mundo. Su eslora (largo) es de 332 metros y su manga (ancho) de 76 metros, por lo que si estuviera ubicado en el centro de Punta Arenas ocuparía casi tres cuadras.
Gracias a sus dos motores nucleares, el Washingon tiene un rango de operación ilimitado, lo que le permite recorrer el globo sin límite de combustible.
A bordo, se encuentran dos oficiales chilenos, parte del equipo multinacional de operaciones navales y aéreas para los ejercicios que se desplegarán próximamente.
El corazón de su poderío son los 90 aviones y helicópteros, que conforman su ala de ataque, más que todos los aviones de combate de la Fuerza Aérea de Chile.
Ministra de Defensa
En su visita al buque norteamericano, la ministra de Defensa, Maya Fernández, declaró: “En el Estrecho de Magallanes, zona de control estratégico de Chile, son oficiales de la Armada los que pilotean el buque”, y valoró “la realización de maniobras combinadas entre las Armadas de ambos países, lo que permite tener experiencias que mejoren nuestras capacidades”.
“Una joya en bruto”
En tanto, el analista internacional, Jorge Guzmán, afirmó en una reciente exposición ante la Liga Marítima de Chile, que “El Estrecho de Magallanes es una joya en bruto”, una ruta más corta y eficiente en comparación con otras como el Canal de Panamá y el Canal de Suez. Argumentó que una mejor explotación del Estrecho podría traer enormes beneficios económicos, destacando que es una ruta preferida por muchos buques de grandes países exportadores, como China, Brasil y Argentina.