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Columna

La Encrucijada Electoral en Chile: Desafíos y Oportunidades

opinion
29/07/2024 a las 21:15
Pablo Oyarzo
968

César Cifuentes, Presidente Regional PRI

La interrogante de cómo serán los resultados de las próximas elecciones en nuestro país sigue siendo un misterio. ¿Qué votarán los jóvenes? ¿Qué votará la población que se ha abstenido de votar durante tanto tiempo?

Es crucial considerar que también existe un problema significativo de desconocimiento entre los jóvenes que no recibieron educación cívica.

Muchos no saben la diferencia entre un alcalde y un gobernador. ¿Cómo se inclinará la balanza electoral bajo estas circunstancias?

Por otro lado, los partidos políticos se distancian cada vez más de la gente, creyendo que todo sigue igual a las elecciones pasadas. Se pelean por los mismos asuntos, cupos para candidaturas, donde el más grande aplasta al más chico, y siempre es a nivel central donde se toman las decisiones, lo que crea una desconexión total con la ciudadanía.

Es comprensible el descontento de la gente con los políticos que solo han demostrado que su único interés es su propio bienestar. Cada vez son más las leyes populistas o con muy poco análisis que son aprobadasen el Congreso, sin considerar el impacto que tendrán en la ciudadanía. Es importante tomar conciencia de que hoy los cargos políticos requieren de personas con conocimiento y manejo en el área pública; no bastan solo las buenas intenciones. Necesitamos políticos preparados, con ganas de hacer un esfuerzo por mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.

La falta de educación cívica en los jóvenes no solo afecta su capacidad para participar en el proceso electoral, sino que también limita su comprensión de las funciones y responsabilidades de sus representantes electos. Esta desconexión entre la clase política y la ciudadanía se ha ido agravando con el tiempo. Los partidos políticos parecen vivir en una burbuja, peleando por cuotas de poder y posiciones, mientras que las necesidades y prioridades de la gente quedan relegadas.

Además, la centralización de las decisiones políticas perpetúa un sistema en el que las voces de las regiones y comunidades locales no son escuchadas. Los partidos deben entender que la política no puede seguir siendo un juego de poder entre unos pocos en el centro del país. La democracia se fortalece con la participación activa y consciente de todos sus ciudadanos, y esto solo se logrará si se prioriza la educación cívica y se promueve una mayor descentralización en la toma de decisiones.

Es esencial que los futuros líderes políticos estén bien preparados y tengan una verdadera vocación de servicio público. No podemos seguir permitiendo que quienes llegan al poder lo hagan solo con la intención de beneficiarse a sí mismos. El bienestar de la ciudadanía debe ser el eje central de todas las políticas y decisiones.

En este contexto, es vital analizar el impacto que la desconfianza en las instituciones políticas tiene sobre el electorado. Muchos ciudadanos, desencantados con la clase política, optan por no votar, perpetuando así un ciclo de apatía y desconexión. Esta situación es especialmente preocupante entre los jóvenes, quienes, al no participar en el proceso democrático, dejan que las decisiones que afectarán su futuro sean tomadas por otros.

La educación cívica debe ser una prioridad en las políticas públicas.

No se trata solo de enseñar a los jóvenes sobre las estructuras de gobierno, sino de inculcarles un sentido de responsabilidad y compromiso con su comunidad y su país. Solo así podremos asegurar una participación electoral más informada y consciente.

Asimismo, los partidos políticos deben hacer un esfuerzo por reconectar con la ciudadanía. Esto implica escuchar las preocupaciones y necesidades de las personas, y no solo durante las campañas electorales. La política debe ser un servicio, no un medio para obtener poder. Los políticos deben ser transparentes, rendir cuentas y demostrar con acciones que están trabajando en beneficio de todos.

En conclusión, las próximas elecciones serán un reflejo de nuestra capacidad para elegir sabiamente y de nuestra disposición a exigir más de nuestros representantes. Solo a través de un compromiso serio con la educación cívica, la descentralización del poder y la preparación adecuada de nuestros líderes podremos asegurar un futuro mejor para todos. Es hora de que los políticos demuestren con hechos y no solo con palabras que están realmente comprometidos con el bienestar de la nación. El camino hacia una democracia más robusta y participativa no es fácil, pero es el único que nos permitirá construir un país más justo y equitativo para todos.

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