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columna

Juan Canut de Bon en Chile

opinion
23/09/2024 a las 16:05
Periodista Web 3
1205

Benjamín Escobedo, Teólogo e Investigador de Historia

Para muchos la figura del misionero inscrito en el siglo XIX nacional resulta ser sinónimo de esfuerzo constante por difundir la fe protestante y fundar Iglesias evangélicas en el Chile del siglo aludido. Más aún, debido a su gran influencia se empezó a denominar a los evangélicos chilenos como “canutos”. Tal vez, en un país donde el fenómeno religioso ha mermado en militancia eclesiástica, incluso, donde se ven reflejados en muchas ocasiones escándalos, interpelaciones y reproches a lideres protestantes, suena interesante volver al pasado para examinar el pensamiento de uno de los hombres más provocadores y valientes que nuestro país haya visualizado, su nombre, Juan Canut de Bon.

Primero, el pastor Canut nació en Valencia, España, el 30 de Septiembre de 1846. Era el menor de cinco hermanos. Recibió su confirmación en la iglesia de Los Santos Juanes de Valencia y a los 9 años ya era alumno de la escuela Pía de Valencia en la clase del Padre Luís, en el claustro del convento. Se cree que los jesuitas le dieron a Canut de Bon el trabajo de fabricar sastres para los sacerdotes en un taller del colegio de la Compañía de Jesús en Tortosa, España. En 1870 fue enviado, junto a otros miembros de la orden, a la “Misión Chileno-Paraguaya” que los jesuitas españoles mantenían en los territorios de Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay. Por otra parte, transcurridos cinco años de su llegada a Chile, se piensa que Canut de Bon tomó contacto con una Biblia de aquellas que distribuía la Sociedad Bíblica fundada por David Trumbull y cuyo colpostor era Manuel Ibáñez Guzmán, primer pastor chileno. El Obispo de Santiago indignado por esta invasión ideológica a su territorio emite una pastoral enviando estas Biblias al fuego, sin embargo, alguien con temor a Dios no se atreve a conservarlas ni mucho menos a destruirlas, por tanto, las deja abandonadas en una estación de ferrocarril en la ciudad de Quillota siendo encontradas por Canut de Bon. Le llama la atención el libro, en una época que los libros no abundaban, lo toma, descubre lo que es, llega a San Felipe y toma contacto con el pastor Robert Mc Lean, él y su hermano eran misioneros presbiterianos. A este pastor le pide que le explique los contenidos de esta Biblia, transformándose en un predicador presbiteriano.

Segundo, en la actualidad acaba de salir al mercado un trabajo prometedor, una investigación historiográfica que alberga esfuerzo, análisis y dedicación, esa que intenta acercarnos a los orígenes de la tradición protestante en nuestro país, una que el profesor Octavio Álvarez Campos presenta de manera panorámica y atractiva a todo lector. Cabe señalar que el escritor enunciado es Profesor de Estado en Historia y Geografía, con bastantes años de experiencia en docencia y formación, a su vez, con importantes cargos administrativos y de gestión en la región de Coquimbo. Su pluma versa sobre la base de un esbozo abierto, dialogante y en constante búsqueda, esa que plasma a fin de que el personaje acuñado Canut de Bon pueda dialogar con las principales claves políticas-religiosas del siglo XIX nacional, esas que nos sirven como insumo para ver el desarrollo hasta hoy en día, incluso, a momentos generando ciertas “preguntas” implícitas al protestantismo actual. Álvarez Campos en su libro “Protestantismo y pastor Canut de Bon en Chile”, año 2024, inscribe las siguientes líneas: “La gran diferencia que marcó para el desarrollo de la fe, lo apreciamos en que no se quedó solo en los templos y el ámbito privado, sino que salió a expandir la lectura y enseñanzas bíblicas a las calles, más aún, que lo hacía en el idioma español y, pese a todas las adversidades que tuvo que enfrentar, fue generando vínculos con los pobladores comunes y corrientes. Supo hacer llegar el mensaje a la comunidad, con ello, el ciudadano común, fue interiorizándose de la palabra y a entender el libro sagrado gracias a un guía, como lo fue el pastor Canut de Bon” (pp.84). Tal vez, estamos en presencia de un trabajo que viene a rememorar el verdadero sentir de los protestantes y sus lideres adyacentes durante el siglo XIX, donde se construía poco a poco la República de Chile. Sin duda, el trabajo y accionar de Canut de Bon nos hace pensar que la religión cristiana evangélica necesita mirar al pasado, tomar conciencia de sus raíces y del impacto que tuvo en la comunidad social chilena, no por escándalos eclesiásticos, ni mucho menos por aprensiones económicas, sino por un valor agregado hacia el espacio público, ese de contribución, patrimonio y legado, categorías muy ausentes del protestantismo evangélico en la actualidad, por consecuencia, mis más sinceros deseos de honor y felicitaciones al nuevo trabajo investigativo del profesor Octavio Álvarez Campos por introducirnos a temáticas con impacto superlativo bajo el ojo histórico.

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