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Columna

La teología de la liberación está de luto: Gustavo Gutiérrez (1928-2024)

opinion
27/10/2024 a las 22:39
Periodista Web 3
1733

Benjamín Escobedo, Teólogo e Investigador de Historia

H

ace algunos días se dio a conocer el triste fallecimiento de quién fuera el fundador de la llamada teología de la liberación, su nombre, Gustavo Gutiérrez. Para muchos ha muerto uno de los últimos referentes de la reflexión teológica latinoamericana, incluso, donde se hospedaban grandes banderas de luchas como la justicia social, cuidado de los pobres, liberación y emancipación comunitaria. Lo cierto es que más allá de eso, su figura refleja una fuerte corriente de pensamiento teológico-político que marcó a partir de la década del 70 la globalidad de nuestro continente, lineamientos que probablemente seguirán fraguando las grandes narrativas religiosas-sociales del siglo XXI. 

Primero, Gustavo Gutiérrez nació en Lima el 8 de junio de 1928 y creció junto a dos hermanas menores. El filósofo y teólogo peruano, ordenado sacerdote en 1959 y dominico desde 1998, fue profesor emérito de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos). Asimismo, fundador del Instituto Bartolomé de las Casas, con sede en Lima y el Cuzco. Publicó, en 1971, la llamada Teología de la Liberación, iniciando un foco en pro de “los pobres”. Cabe señalar que existieron en el contexto de la teología aludida dos eventos importantes, uno de ellos es el denominado Concilio Vaticano II, que entre 1962 y 1965 reunió a representantes de la iglesia universal, por otra parte, también encontramos el valor de la conferencia de Medellín en 1968, dicho sea de paso, de enorme impacto entre los miembros del recordado Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). A su vez, no olvidemos que durante los primeros años de la enunciada teología, ella fue fuertemente cuestionada por los sectores más conservadores de la Iglesia inscrita.

Segundo, Gustavo Gutiérrez se ordenó como sacerdote diocesano a los 31 años, e inició un largo e importante camino pastoral. Entre los años de 1980 y 2000, estuvo liderando la Iglesia Cristo Redentor, una significativa comunidad eclesial. Publicó una cantidad superlativa de artículos académicos, además, bastantes libros que profundizan aspectos de la teología de la liberación, varios de los cuales han sido traducidos a distintos idiomas diferentes del castellano. Como si eso fuera poco, son varias las universidades que le otorgaron en vida el grado de doctor honoris causa. Sin duda, estamos frente a un pensador que no ahogó la reflexión teológica con meras menudencias, incluso, no estando precisamente de acuerdo con sus deliberaciones y hermenéuticas, a mi modo de ver, ellas resultan un puente interpelante entre religión y acción social, eso que a momentos hace tanta falta sobre el dogma enarbolado en Latinoamérica. Tal vez, nos encontramos frente a un hombre que luchó incesantemente por hacer “carne” la teología, entendiendo que esta última es una dimensión permanente del quehacer antropológico, donde nuestras convicciones últimas cobran una relectura en esa praxis laica, religiosa o social.

Tercero, Gustavo Gutiérrez generó mucha admiración y aprensión con sus posturas, esto se debe a que no solo el mundo académico de corte teológico “bebió” de sus rudimentos, por el contrario, la historia latinoamericana, los llamados movimientos sociales bajo el paraguas de las ciencias sociales y la filosofía de la liberación del fallecido Enrique Dussel, también se inscribieron en el registro intelectual de Gutiérrez con sus respectivas banderas de lucha, por tanto, observamos una escritura y “legado” político-religioso que permanece hasta nuestros días. Por último, las interrogantes que nacen junto con este triste evento resultan siempre oportunas para el diálogo sincero. De esta forma encontramos los siguientes tópicos a modo de pregunta y reflexión. ¿Fue Gustavo Gutiérrez un teólogo soñador que deseaba frenar las modernizaciones que no nacieran precisamente desde Latinoamérica? ¿Su teología continua vigente en el siglo XXI, o bien, ella sirvió solo para una época puntual donde habían grandes transformaciones globales? ¿Es la Teología de la Liberación una reflexión progresista de la Biblia, o una necesaria interpelación al mercado, consumo y quehacer teológico de nuestra región? La triste partida de Gustavo Gutiérrez enraíza profundos cuestionamientos del real valor de las categorías de justicia, liberación, opresión, libertad y emancipación, ya que tras su fallecimiento se honra al individuo, pero se replantean obligatoriamente sus postulados y formas de entender la vida religiosa en el espacio público, ya que ahí es donde habita la iglesia, comunidad y servicio de todo feligrés.

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