Diversos eran los análisis y predicciones días previos a las elecciones. De las más publicitadas: (1) La diferencia alcanzada en la última elección municipal entre el oficialismo y la oposición, muy cercana al estallido social, provocó una sobre representación de los partidos de centro izquierda, lo que hacia esperable que la derecha recuperase territorios en la presente elección. (2) El cuestionamiento a la gestión de gobierno y los problemas de seguridad interna del país llevaron a algunos analistas a aventurar un posible triunfo de la derecha. (3) Se esperaba que aumentara el porcentaje de nulos y blancos, como un voto de castigo transversal, debido a los diversos casos de corrupción y delitos que ha involucrado a personeros públicos, ligados a partidos políticos. (4) Se esperaba también una redistribución de las fuerzas al interior de ambos espectros políticos. Por un lado, se esperaba un repunte del Socialismo Democrático y, por otro, la consolidación del Partido Republicano.
En este contexto, sumado al desgaste propio de una alianza gobernante (constantemente evaluada), era esperable que la oposición tuviera un mejor rendimiento electoral, recuperando lo perdido en la elección anterior; sin embargo, era también esperable que el resultado tendiera a un equilibrio entre ambas fuerzas antagónicas, en donde el oficialismo pudiera triunfar, en muchas de las comunas y regiones emblemáticas del país, especialmente aquellas que concentran mayor población.
El sin número de especulaciones, predicciones y análisis son parte de las estrategias para influir sobre el electorado. En el mundo político las elecciones son vistas casi como una contienda definitiva, cosa de vida o muerte y los partidos se juegan todas sus alternativas, algo así como patria o muerte, pero la verdad de las cosas al final del día no es ni patria ni muerte. Es más, casi todos los análisis al otro día encuentran un punto por el cual se sienten ganadores. Como dijo el presidente Boric “las elecciones van y vienen”, lo importante es la democracia, que la gente elija entre opciones y que se aborden las necesidades urgentes de la población. Finalmente, eso ocurrió el domingo recién pasado. La derecha recuperó terreno y el oficialismo retrocedió electoralmente, pero en el resumen hay un equilibrio en las fuerzas.
Ante tantos hechos de corrupción y abuso por parte de autoridades y personeros de todo el espectro político era esperable un voto de castigo, especialmente por tratarse de elecciones con voto obligatorio. Desde el día sábado se vio mucha gente concurriendo a los locales de votación (la participación llegó al 85%) y al escrutar los votos el porcentaje de nulos y blancos especialmente en concejales y cores alcanzó valores significativos. Más de un 10% de la población no marcó preferencia por falta de información o simplemente como una forma de castigo. Sin duda, un trabajo pendiente en cuanto a fortalecer la democracia.
A partir de los resultados del 2021 la centro izquierda llegaba probablemente sobre representada a la elección, y que la alianza gobernante siempre sufre un voto de castigo por su gestión, era esperable que la Derecha política tuviera un buen rendimiento electoral y que la centro izquierda saliera a sujetar la estantería. Sin duda los ganadores de esta elección son los partidos de derecha tradicional; sin embargo, el balance general hasta ahora es que el oficialismo a pesar de derrotas que duelen (aunque esperables), pudo salir relativamente airoso de este proceso electoral. En términos de votos el oficialismo y oposición quedaron prácticamente empatados, siendo interesante observar que el rótulo independiente logro alcanzar un 25%.
A nivel de Gobiernos Regionales 11 regiones irán a segunda vuelta y en las restantes 4 ganó el oficialismo y 1 la oposición. En el balotaje es muy probable que el oficialismo retenga al menos 7 gobierno regionales. Es posible concluir a la luz de los resultados que ninguno de los 7 gobernadores involucrados en el caso Convenios fueron castigados mayormente en la opción de voto de los electores. A nivel de Alcaldías Chile Vamos creció significativamente de 87 a 122 municipios, mientras que oficialismo retrocede de 150 alcaldías a 111. Interesante es observar que 103 municipios serán gobernados por alcaldes y alcaldesas independientes, sin militancia política.
A nivel local, excepto algunos reordenamientos, el mapa de poder no se modificó sustancialmente al comparar las coaliciones. Las dudas previas no estaban en el resultado sino en los porcentajes. Con seguridad ganaba la reelección Jorge Flies, pero lo que no se sabía era si lo lograría en primera vuelta, reflejo de ello es que ganó con lo justo. Seguramente la alianza junto a Bianchi y Radonich marcó la diferencia. Por otro lado, el triunfo de Radonich era esperable; sin embargo, nadie se aventuró predecir la diferencia final tan abultada. Gran preocupación para el oficialismo es que tanto en la elección de Gobernador y Alcalde, la derecha (en conjunto) nos supera por más de 17 mil votos, a menos de 1 año de la elección parlamentaria y presidencial.