La vida es una locura, una sucesión de hechos que no dan tregua, que nos hace anhelar nuestra infancia en donde teníamos momento de ocio y aburrimiento.
Sumemos la dependencia a las redes sociales que, como una hermosa malla maléfica, se apropió del ocio reflexivo.
El ocio nos da tiempo para diagnosticar nuestra situación, lo que los contadores llamamos: hacer un balance de vida. ¿Como va la cosa, estamos ganando o estamos perdiendo? Ahí depende de lo que cada persona considere ganar. Me gusta la simpleza de la gente que es feliz con una bella familia, comiendo tranquilo sin deber un peso a nadie. Los profesionales por su parte, ya crecidos en un ambiente de competitividad, ganar es tener buenos autos, una segunda propiedad y viajar por el mundo, lo cual se ostenta en las redes sociales. Como dice el dicho “cada loco con su tema”, siendo importante respetar el concepto de felicidad de cada persona.
En los diagnósticos efectivos se debe conjugar: conocimiento de causa, sabiduría y sinceridad. No se saca nada de construir castillos en el aire, no considerar la opinión de los demás o mentir para tapar su ineficiente o mediocre gestión.
Hace un par de días, vi una inspectora municipal sacando partes en la Plaza de Armas, en el sector frente al Club de la Unión, que ahora se reserva para turismo, siendo que años anteriores el sector era frente a la Gobernación. Perjuicio para muchos en beneficio de unos pocos. Pero nadie se preocupa, como era en antaño, de limpiar las esquinas donde no se respeta los metros de visibilidad que se debe dejar a los conductores, o de quienes arrogantemente se estacionan sobre la vereda o avenidas. El número de sanciones aplicadas va a ser positiva, pero solo es el logro de una funcionaria en una cuadra, y que conviene a las estadísticas. El desorden automovilístico se mantendrá, con el riesgo y malestar generalizado en la comunidad.
En el ámbito tributario, llegó el Sr. Etcheverry a ordenar la casa. El SII nuevamente está en boca de todos, justos y pecadores, por los nuevos planes de fiscalización. Se anhela que detengan importantes fraudes tributarios que perjudican a todos los chilenos. No pagando impuestos, cualquier sinvergüenza se ve exitoso. Pero esperemos que la estrategia no se concentre en cantidad de contribuyentes, donde se hace “pebre” a los PYME y se concentre en infractores que defraudan millones. Para hacer pebre a las PYME están las multas de la Inspección del Trabajo.
Estado, instituciones y gremios, necesitan un trabajo serio, que reemplace los diagnósticos y presupuestos que ocultan la verdadera situación del país u organización, simplemente para engañarnos o crear “dineros ficticios” para hacer realidad sus demagógicos planes de campaña que nacen de la ignorancia y ambición de poder. Que Dios ilumine a los políticos y directivos; porque nosotros como comunidad, aunque se los expliquemos con manzanas, no lo entienden. Ego, ambición e ignorancia: una mezcla perversa.