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ste 29 de noviembre se cumplen 100 años de la muerte de Giacomo Puccini, el gran genio de la ópera. Hay artistas que, aunque muertos, permanecen vivos siempre, desde sus obras. Puccini es uno de ellos. Sus arias son reales “patrimonios de la humanidad”. Sin duda logró aumentar y sofisticar el “repertoire” lírico de un modo definitivo, el triunfo de la ópera como género. Algunas de sus arias son universales, verdaderos himnos culturales, han traspasado todas las fronteras. Nessum Dorma,de Turandot, incluso fue usada como símbolo del mundial de fútbol en Italia en 1990. Otras arias han sido utilizadas en películas y publicidad como O mio babbino caro, de Gianni Schiicchi, Che gelida manina de La Bohème o E Lucevan la Stelle de la Tosca. Parecieran haber estado siempre allí, pero no, fueron pensadas y creadas por un genio ascendente.
Puccini nace en Lucca, en el seno de una familia de artistas provincianos en 1858, una era de cambios. De familia de músicos, su abuelo y su padre fueron organistas en la Catedral de San Martin de la ciudad. Su padre muere cuando era tan solo un niño, por lo que las carencias económicas serán la tónica. Continuó sus estudios musicales con un tío materno, quien no tuvo esperanzas en el niño, por encontrarlos poco talentoso y mal portado, como se equivocó. La ópera era algo ascendente, tras ser usada como medio para la política contemporánea. Verdi había marcado la pauta y será la ópera Aida la que impactará al joven Puccini y lo empeñará a buscar un camino musical diferente a la familiar música sacra, la música de la Belle Epoque, la ópera. Tras ganar una beca para estudiar en Milán con grandes carencias, comenzará a escribir sus primeras obras sin mayor éxito. Será una combinación de experiencia exacerbada y un perfecto trabajo en equipo, lo que le permitirá lograr la clave del éxito. Su tormentosa vida amorosa, le permitirá conocer a cabalidad muchos tipos de mujeres y el drama de las relaciones, lo que le permitirá un realismo extraordinario. Se casará tardíamente con la que había sido su amante, Elvira Bonturi con quien tendrá un hijo, Antonio. No será fiel y tendrá muchas mujeres e historias tormentosas, salidas literalmente de una ópera. Amante de los automóviles y de la vanguardia, buscará las emociones en la velocidad y en la vida voluptuosa. Logrará el equipo perfecto para lograr la clave del éxito que vendrá con Manon Lescaut. Su trabajo don Luigi Ilica y Giuseppe Giacosa será virtuosísimo. Ilica escribía las historias, Giacosa lo traducía a verso y Puccini hacía la música y dirigía todo por lo que le llamaban Il Dogo. Este trio repitrán el éxito con La Boheme, La Tosca y Madame Butterfly. La Muerte de Giacossa dejará el proyecto de una María Antonieta sin ejecutar. A pesar de la perdida continuará componiendo y su afán por el exotismo lo llevarán a ser literalmente el creador del Western, antes que John Wayne, con la Fanciulla del West.
Puccini vive en el minuto preciso para que su creatividad e inspiración lograsen cuajar. La llamada Belle Epoque, ese tiempo de esplendor logrado por la abundancia económica que permitirá a una sociedad floreciente ocuparse de las cosas del alma. La Cultura florece solo en abundancia económica y Puccini será ejemplo de talento con reales posibilidades de ascenso socioeconómico. Será millonario en vida y logrará mejorar la situación de su familia. Incluso comprará la que había sido su casa el Lucca y que la habían perdido por las deudas. Eso explica que esa casa paterna hoy, siga en manos de los Puccini y albergue un museo para este inmortal.
Pero el hombre era mortal y el genio, inmortal. Turandot será su última obra, la que quedará inconclusa. Puccini morirá de un cáncer de laringe en Bélgica, era un fumador empedernido. Su vida había estado marcada por el suicidio de una mujer que había sido acusada de ser su amante y es esta historia la que inspiró el personaje de Liu en Turandot. El autor murió justo después de haber hecho que liu se suicide en la obra. Las últimas dos escenas de Turandot las terminó Franco Alfano bajo la supervisión de Arturo Toscanini. Durante el estreno de la obra dirigida por Toscanini, éste de pronto dejó la batuta y dijo: “Aquí finaliza la ópera, porque en este lugar murió el Maestro”. La continuación de Alfano se presentó en una segunda noche. Hoy lo recordamos a 100 años de su partida y cual Toscanini podríamos decir “la obra permaneció porque el maestro era un inmortal”.