Las personas realizan su vida, su trabajo, su diversión y sus interacciones en las ciudades. El ambiente y las construcciones condicionan su quehacer, pero al mismo tiempo generan sentido de identidad y pertenencia. En plena expansión de las ciudades, es importante procurar que las personas puedan sentirse cómodas y seguras en sus hogares, en sus desplazamientos, en su entorno, para ello es fundamental planificar las intervenciones. Crecer, dar más opciones urbanísticas, manteniendo las costumbres e identidades de los residentes son el gran desafío de los gobernantes, urbanistas y planificadores.
Hacernos cargo del deterioro y modernización de nuestra urbe es fundamental para sentirnos cómodos y vivirla. Constantemente hay que evaluar la infraestructura y servicios, formular objetivos, pensar y evaluar alternativas de solución y sobre todo preocuparse de la implementación de las soluciones. Se trata de hacer mejoras sin afectar la cultura, las diversas funciones de la ciudad o los aspectos identitarios. Una solución urbanística no puede ser vista como un problema, un impacto social negativo o un atentado a la economía.
Quizás a ustedes le debe haber pasado muchas veces que al observar una mejora urbana pensamos:
¿no se pudo haber hecho en otra época? En invierno sacaron los lomos de toro de Bulnes y por la nieve y las heladas la obra no se pudo realizar en casi un mes ¿no era eso esperable y planificable? Lo cierto es que los tacos, las molestias y los peligros producto de haber solo una pista habilitada, pero con hielo, fueron problemas innecesarios y evitables. De igual forma, las pavimentaciones en marzo cerca de los colegios son un fastidio y signos de mala planificación.
Hace pocas semanas comenzó la reposición y mejoramiento del pavimento de tránsito peatonal en la plaza del Monumento al Ovejero. De Capitán Guillermos a Mardones todo el deteriorado y desquebrajado pavimento, constituido principalmente de pastelones, fue removido y grandes zanjas para poder hacer mecánica de suelo hoy están presentes. Concuerdo que había que reponer el pavimento y reemplazarlo por uno continuo, que permita el mejor transido sin dificultades y obstáculos; sin embargo, ¿era la mejor época para hacerlo?
No cabe duda que el Monumento al Ovejero es uno de los principales iconos turísticos de nuestra ciudad. Representa nuestra historia y cultura, símbolo de una época que definió económica, cultural, social y hasta psicológicamente a los magallánicos. El ovejero, personaje responsable, sacrificado, infranqueable frente al clima adverso, refleja el tesón y la templanza de quienes pueblan y desarrollan nuestro territorio. Es tanta la identidad con este monumento que regularmente nuevos matrimonios posan casi obligadamente en este espacio. De igual forma, a fines de año es común que cientos de escolares saquen la foto de despedida de octavo o cuarto medio en este monumento. Por otro lado, quienes nos visitan buscan llevarse un recuerdo característico de nuestra ciudad, siendo parada obligada de los city tour. Nada de eso hoy se puede realizar en la época del año en que el monumento recibe más visitas. ¿A nadie se le ocurrió planificar la reposición en otra fecha? Al planificar ¿era la única alternativa?
Hace casi 2 décadas la empresa Edelmag instala un arbolito de navidad en la plaza del Monumento al Ovejero. Cada año son cientos de familias las que concurren a este lugar para presenciar al show de navidad y el encendido de las luces del arbolito. Una actividad que se ha ganado un espacio en el corazón de las familias magallánicas, especialmente en los niños y niñas. Sin duda una actividad ya tradicional, que se espera con ansias, en la primera quincena del mes de diciembre. Sin embargo, alguien planificó cerrar la plaza del Ovejero en esta fecha, alguien decidió que este año al menos la actividad no va. Yo no sé si Edelmag decidirá instalar el arbolito de Navidad en otro sitio o si sencillamente renunciará a la idea por este año, lo que sí sé, es que si alguien hubiese planificado correctamente la obra de pavimentación sin duda no estaríamos afectando un punto emblemático de la ciudad en su época de mayor demanda.
La intervención de la plaza del Monumento al Ovejero en esta época es sin duda un descriterio y es necesario que alguien al menos asuma la responsabilidad. Es un atentado a nuestra cultura, a nuestra economía, a nuestra identidad y tradiciones. Todos queremos una mejor ciudad, más vivible y equitativa, pero debemos hacerlo resguardando nuestra forma de ser y sentir, con criterio en la implementación de obras.