En compañía del verano llegó a la Patagonia todo el color de los lupinos. Sí, los mismos que los magallánicos conocieron durante su infancia como chochos y que fueron compañía de los juegos de niños en los patios de las casas en décadas pasadas.
Hoy su belleza es exclusiva de pocos sectores. Una postal, por ejemplo, es la que se encuentra en el sur de Punta Arenas, sector del río Tres brazos.
Durante el verano, los colores de sus pétalos, que varían desde el blanco hasta el azul intenso, con predominio de tonos rosados y azulados, decoran y entregan una belleza especial tanto en Magallanes como en Aysén.
La gran belleza de su flor le entregan a esta especie un gran valor ornamental y que hoy es considerada como alternativa proteica confiable y sostenible para la acuicultura. Pero eso, es otra historia...