La Subsecretaría de Fuerzas Armadas (SubFF.AA.) informó un incremento récord en el flujo de concesiones marítimas tramitadas el año pasado.
Pero hay un detalle inquietante: la mayoría de las solicitudes no prosperó.
Según un informe de Pivotes, basado en datos obtenidos mediante una solicitud de transparencia a la entidad, hasta noviembre del año pasado se tramitaron 1.106 solicitudes, de las cuales solo un 7% derivó en nuevas concesiones. Esto equivale a 77 solicitudes aprobadas, el número más bajo desde 2006.
Desde 2023, la subsecretaría ha impulsado ajustes en la metodología de revisión de las concesiones marítimas, ya que el trámite se ha identificado como uno de los más engorrosos para la inversión. El balance de 2023, con 1.305 solicitudes revisadas, y las cifras parciales de 2024 muestran un aumento significativo en comparación con el promedio anual de 566 solicitudes revisadas entre 2018 y 2021.
A pesar de los esfuerzos, resolver el importante stock acumulado durante más de una década ha implicado un número considerable de resoluciones, tanto favorables como desfavorables.
Retiro
Pivotes cuestiona que, dado el bajo monto de aprobaciones, no se puede argumentar un impacto favorable sobre la economía. Además de las 150 solicitudes rechazadas, 734 correspondieron a desistimientos, es decir, la decisión voluntaria de no seguir adelante con el proyecto de inversión. Esta cifra aumentó considerablemente desde los 84 desistimientos del año anterior.
La SubFF.AA. actualizó las cifras: en 2024 se tramitaron cerca de 1.600 solicitudes, de las cuales el 55% se resolvieron con desistimientos. Este aumento se considera una consecuencia lógica del incremento en la producción de los últimos años. A inicios de 2022, había un stock de cerca de 2.800 trámites, que ha disminuido significativamente.
Pivotes
El director de Incidencia de Pivotes, José Antonio Valenzuela, señala que es posible que muchas solicitudes antiguas estuvieran obsoletas, con bajas posibilidades de aprobación o requerían modificaciones importantes. En este contexto, los solicitantes optaron por desistir de sus solicitudes y volver a ingresar nuevas.
Valenzuela cuestiona que, en general, una mejora en el proceso de evaluación debería asociarse a un mayor número de aprobaciones o rechazos, reflejando mayor eficiencia de la autoridad. Sin embargo, al ser el desistimiento una decisión del solicitante, no parece estar asociado a la eficiencia del proceso.
La SubFF.AA. responde que la hipótesis de Pivotes presupone que pueden conocer el resultado de cada solicitud al inicio de la tramitación, lo cual resulta imposible y constituiría una falta al debido proceso.