Las recientes proyecciones del Banco Central, que ajustan al alza el crecimiento esperado para 2025 a un mínimo de un 2% y elevan levemente la estimación de inflación anual del 3,8% al 4% producto del alza en tarifas eléctricas, suscitan un análisis más profundo y crítico desde las regiones.
Especialmente desde Magallanes, los economistas locales Juan Luis Oyarzo y Manuel José Correa ofrecen una visión detallada del impacto de estas cifras en la realidad y economía local.
Pertinencia local
El Dr. Juan Luis Oyarzo, académico y economista magallánico, reconoce que la proyección por un lado muestra crecimiento y por otro, algo de estabilidad en la inflación, señalando que “ya se aleja de los fantasmas del 2022, donde surgían cifras de 2 dígitos”.
Sin embargo señala que al desagregar las cifras, la realidad es menos alentadora: “Gran parte de este crecimiento estaría sostenido en variables como el consumo, el gasto público y las exportaciones, estas últimas fuertemente expuestas a la volatilidad de los precios internacionales, particularmente del cobre”.
Para Oyarzo, esta dependencia es preocupante, ya que “la formación bruta de capital fijo -es decir, la inversión interna- registró una caída del –0,2% del PIB el año 2024”.
Subraya que “basar el crecimiento en el consumo y la demanda externa perpetúa un modelo dependiente y frágil”.
Además, recuerda que “Chile ha experimentado un crecimiento promedio cercano al 2% durante más de una década, lo que revela un estancamiento estructural”, por lo que “celebrar el crecimiento proyectado es válido, pero hacerlo sin un análisis crítico del tipo de crecimiento que estamos alcanzando sería irresponsable”.
En lo que respecta específicamente a Magallanes, Oyarzo enfatiza las condiciones estructurales que la distinguen: “Con apenas el 1% de la fuerza laboral nacional y una economía pequeña en términos relativos, la región enfrenta condiciones estructurales particulares: aislamiento geográfico, altos costos logísticos, dependencia del ciclo estacional y una baja diversificación productiva”.
Ante este panorama, el economista magallánico sostiene que “en contextos de crecimiento impulsado por consumo o exportaciones concentradas en grandes centros, regiones como la nuestra tienden a quedar al margen del dinamismo económico nacional”.
Por ello, cualquier política de crecimiento efectiva “debe incluir una mirada territorial, que reconozca las asimetrías estructurales del país, promueva polos regionales de inversión, y potencie industrias estratégicas con pertinencia local -como el turismo científico, la economía antártica y la innovación energética-. Sin eso, difícilmente hablaremos de desarrollo con descentralización territorial”.
Baja creación de empleo
Por su parte, Manuel José Correa, economista y emprendedor magallánico, coincide en que si bien “podemos discutir si el crecimiento será del 2% o 2,5% anual, también podemos discutir si la inflación estará dentro del rango proyectado y si la tasa de política monetaria seguirá o no a la baja”, señalando que estos “importantes guarismos no tienen gran significado para la gente, pero lo que si entiende y sienten es el estancamiento de la economía en lo que más les importa: empleo y salarios”.
Correa lamenta que “la creación del empleo ha sido de las peores en décadas” y advierte que, si bien existen elementos como el alza del salario mínimo o la reducción de la jornada laboral, “son las PYMES las que cargan con el pesado bulto”. al cual se le suma la amenaza de imponer la negociación ramal por parte del ejecutivo, lo que en la práctica sería “tirarle una lápida encima a las pymes”.
Desde una perspectiva netamente magallánica, Correa critica que “la ley de 40 horas no consideró la visión de pymes sobre el impacto en los turnos laborales los cuales tienen una alta incidencia en el turismo en Magallanes”.
Instó adicionalmente a “poner atención en la realidad magallánica, en el crecimiento del valor de su producción no solo por precio, sino que también en volumen”, expresando preocupación por “el sector construcción que se sostiene literalmente por la obra pública donde los proyectos privados son escasos”.
El economista finalmente llamó a “mirar la baja generación de empleo, la productividad laboral y del capital buscando soluciones en la formación de capital humano e incorporación de mayor tecnología. Ocupémonos del bajo consumo local en línea con el estancamiento de salarios en el sector privado”.