La elección primaria del 29 de junio convocará a los militantes del pacto Unidad por Chile y a todos los independientes que se identifiquen con la centro-izquierda o que deseen participar en la toma de decisión de nuestra candidatura. En la primaria presidencial de la centro-izquierda compiten 4 candidaturas: Carolina Tohá (PPD), Jeanette Jara (PC), Gonzalo Winter (FA)y Jaime Mulet (FRVS). De los 4 sólo Winter es continuismo puro y todos los demás, con mayor o menor grado o énfasis, presentan diferencias y han marcado distancia del gobierno de Boric. La primaria en este sentido también ha servido para hacer una autoevaluación de la gestión marcándose diferencias de forma y fondo, y muchas de ellas sobrepasan el “fair play” esperado entre las candidaturas. Lo cierto es que la centro-izquierda logró la unidad a través de un pacto amplio para las primarias, pero con un electorado de base no tan comprometido o al menos con dudas sobre esta alianza, su proyección y su programa. Es que el “juntos, pero no revueltos” se nota mucho. La rivalidad y discrepancias de fondo ya se evidencian en las campañas y es muy probable que se vayan agudizando.
Se pensaba que el electorado respondería favoreciendo a Tohá y que la disputa estaría entre ella y alguien de la dupla Jara-Winter; sin embargo, al no entusiasmarse aún el electorado con la primaria, las encuestas los exhibe a todos con pequeñas diferencias. La candidata que le habla al 30% más leal al gobierno es Jara, marcando posiciones más de izquierda y resaltando lo obrado por ella. Por su parte Tohá ha intentado de mala forma volver a un electorado más de centro-izquierda, pero resucitando con ello a dinosaurios que ya nadie quiere. Winter es sólo Winter y sigue apostando a que las palabras bonitas y decir lo que su público objetivo desea escuchar es suficiente para una primaria. Mulet por lo menos se ha logrado visibilizar en la niebla.
El oficialismo requiere que a sus primarias concurra harta gente a votar; sin embargo, eso hasta ahora parece una meta lejana porque la verdad de las cosas ni los militantes se encuentran motivados. El desgaste del gobierno y la decepción de muchos de sus adherentes en torno a lo realizado, sumado a un socialismo democrático que no logra tener sentido de pertenencia en la candidatura de Tohá, generan una apatía que pone en riesgo la participación y número de electores en la primaria. Convocar menos de 1,5 millones de personas a nuestras primarias pone en jaque nuestras opciones electorales y complicaría la gestión en los últimos meses de gobierno. Menos participación inevitablemente debe ser asumida como menos respaldo o que la gente ya no confía en depositar sus anhelos y esperanzas en nosotros.
La primaria es una elección con características distintas a la presidencial de noviembre. En una elección con voto voluntario en donde es mucho más probable que las máquinas electorales de los partidos, junto al perfil de cada candidatura, puedan tener mayor incidencia en caso que vote poca gente. En ese escenario, es mucho más probable que Jara o Winter tengan mayores posibilidades de hablarle y convencer a ese electorado algo incondicional, cercano al 30%, que se ha mantenido fiel al presidente Boric. De esta forma, Jara, hablándole al electorado más proclive al gobierno, ha desplazado a Winter, que hasta ahora no ha podido bajarse del árbol (y ponerse corbata poco ayuda). Entre ellos es más importante la identificación con la candidatura y la empatía del o la postulante más que los atributos para gobernar. Sumado a ello, Jara ha logrado perfilarse como realizadora y ha dado un giro a la estigmatización y el prototipo peyorativo del anticomunismo.
Las candidaturas de Tohá y Mulet son las llamadas a sumar adherentes más de centro a la alianza. Por un lado, los partidarios de Tohá, por lo que se ve, se están farreando la oportunidad de ganar la primaria. Saben que es vital que a la primaria concurra un gran número de electores para que su perfil marque la diferencia en votos; sin embargo, aún no logran comprometer y masificar la campaña. Quizás el trabajo silencioso, que aglutina poderes establecidos o el que se hace en redes, sea lo que se ha desplegado hasta ahora, pero las apariencias hablan de una campaña que no “prende”. Por su parte, Mulet es el candidato que más se aleja del gobierno y se esfuerza en marcar el centro político; sin embargo, ese centro político hasta ahora se muestra distante con él y todo el oficialismo.
Probablemente el despliegue de los últimos días de campaña y la franja electoral puedan marcar la diferencia y entusiasmar a participar a un electorado que hasta ahora se muestra esquivo e indiferente.