Con una carrera de 17 años representando a Chile en el exterior como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Carlos Escaffi decidió canalizar su vocación de servicio en una candidatura presidencial independiente, nacida, según relata, hace más de 25 años cuando percibió una desconexión profunda entre la clase política tradicional y las verdaderas necesidades de los ciudadanos.
“Chile no es escuchado por la política tradicional”, afirma. Su biografía lo retrata como un hombre forjado en el esfuerzo, con estudios en Administración, Gerencia y un máster en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Hoy es profesor universitario, consultor y fundador de una agencia de internacionalización.
Desde septiembre de 2024 ha recorrido más de 5.800 kilómetros por todo el país, desde Arica hasta Punta Arenas, “de pueblo en pueblo”, conversando con la ciudadanía, sin estructura partidaria ni financiamiento externo.
Bajo el lema “Limpiaremos y ordenaremos la casa”, su campaña se basa en el contacto directo con la gente y la recolección de 36.000 firmas necesarias para estar en la papeleta. Aunque no revela cuántas ha reunido, asegura que están “en franco crecimiento” y llama a firmar como un gesto cívico, sin obligación de votar por él.
Escaffi define siete prioridades para Chile: seguridad, migración, reactivación económica, combate a la corrupción, calidad en salud, pensiones y educación. Critica que la política convencional centre su agenda en temas como una nueva ley de aborto, mientras los ciudadanos se enfrentan a preocupaciones concretas como el microtráfico, la inseguridad, el alto costo de vida y la precariedad en salud.
“Lo que Chile necesita no es un proyecto fabuloso, sino ordenarse por cuatro años, establecer reglas claras y un solo norte”, señala. Su propuesta busca un “proyecto común para Chile” que supere la polarización y fomente la inversión, enfrentando lo que llama “la maldita permisología” que frena el crecimiento económico.
Sobre su equipo, anuncia que estará conformado por personas con “trayectoria profesional, convicción cívica y sentido de apostolado”, incluyendo desde expresidentes del Banco Central hasta emprendedores. Asegura que no basta con “no robar”: “La política está tan descompuesta que eso ya es casi una condición”.
Con un mensaje de “esperanza, amor y civismo”, “El cisne negro” como fue bautizado en esta campaña, Escaffi insiste en que Chile necesita orden, y aunque cree en el diálogo, advierte que frente al “narcosistema” que se ha instalado “tal vez sea el momento de recurrir a la fuerza” para restablecer el orden, evocando el espíritu del lema nacional: “Por la razón o la fuerza”.