Pocos minutos después de aterrizar en el aeródromo Pichoy de Valdivia, ya es posible palpar lo que llaman la “magia del sur”, un eslogan ampliamente difundido en Chile gracias al comercial de Colun, la Corporativa Lechera de la Unión. Se siente ya un peculiar olor a campo y somos testigos de vastos fundos con vacas, caballos y ovejas a lo largo del camino. Viajamos en dirección a Futrono a través de la localidad de Máfil y más adelante conectamos con la ruta T-551, que pronto bordea la ribera norte del imponente lago Ranco, el tercero más grande del país.
En ruta
vamos junto a Cristián Castillo, guía del operador turístico de la región de
Los Ríos, Turismo Karulafken (karulafken.cl / +56 9 6524 5335), con el
apoyo logístico de Jürgen Mulsow de Sernatur. A bordo de la camioneta en que
viajamos hay risas, hay conversaciones sobre algunas cumbres aledañas y las
alternativas para alcanzarlas a pie. De lagunas escondidas y de las ganas de
conocer más en profundidad el cercano complejo volcánico Cordón Caulle. De
pronto un enorme cartel por sobre la carretera nos anuncia que estamos próximos
al destino turístico Cuenca del Lago Ranco.
A tan sólo un kilómetro antes de llegar al pueblo de Futrono hacemos una primera parada en un hermoso mirador inaugurado hace poco, el cual permite gozar de las primeras vistas al lago y alguno de sus islotes. El lugar cuenta con un cómodo estacionamiento y llama la atención una estructura de roca con un techo de madera que otorga algo de sombra. No son muchos los minutos que permanecemos allí, pero lo suficiente para entusiasmarse con lo que viene.
Tras
continuar por la carretera, el paisaje nos regala una privilegiada vista hacia
un sector montañoso a mano izquierda con laderas escarpadas y espeso bosque
hasta alcanzar el pequeño poblado de Llifén, donde la recomendación es
desviarse hacia el oriente a través de la ruta T-559, la cual permite adentrarse
en un sector de verdes prados junto al río Calcurrupe. Nosotros llegamos en el
kilómetro 13 al Centro Campestre Mavidahue (mavidahue.cl, +56 9
96450596) donde vamos a disfrutar de un primer almuerzo en un restaurante de
estilo rústico y una tarde con aroma y sabor a campo. Nos quedaremos para eso y
mucho más.
Mavidahue,
tradición y campo vivo
Nos recibe
en Mavidahue su dueño Orlando Vázquez Díaz junto a sus 14 perros guías, quien
está a cargo de hermosear, preservar y sostener este espacio natural que ha
sido heredado a lo largo de cuatro generaciones. El centro se encuentra inmerso
en el fundo Cuimilahue, y es un lugar de 700 hectáreas único en la región de
Los Ríos para vivenciar el turismo rural y la actividad agroganadera.
La principal actividad de este destino es la ganadería. Hace 20 años quisieron diversificar su oferta, por lo que la familia decidió expandirse hacia el agroturismo. Según cuenta el dueño, “brindamos una experiencia de campo a la gente de la ciudad. Tenemos paseos a caballo, senderismo, y los invitamos a participar desde las 8.30 de la mañana cuando llegan los trabajadores. Apuntamos a grupos familiares de grandes ciudades, y el otro público objetivo son las empresas y el ámbito corporativo”.
Mavidahue
cuenta con buenas alternativas de alojamiento. Son en total 5 cabañas de madera
completamente equipadas, ideales para viajes familiares ya que poseen en su
interior living comedor, cocina americana y dos dormitorios. También se puede
pernoctar en un pequeño departamento construido dentro de un contenedor,
especialmente pensando en parejas ya que tiene cama matrimonial y una terraza
con un hot tub totalmente privado.
Las cabañas
tienen capacidad para 30 personas y el quincho para 50. “Acá privilegiamos la
tranquilidad, el descanso en medio de aire puro y verdes bosques. Este lugar
tiene toda la actividad campestre en un mismo lugar. Y si bien no somos restaurante,
podemos coordinar servicio de comida a nuestro cliente”, asegura Vázquez.
Probablemente los niños sean los más felices con una visita, pues se ofrecen
actividades tales como alimentación de aves, alimentación de terneros y ordeña
de vacas.
Al anochecer
regresamos a Llifén, donde pasamos a cenar en un lugar muy especial, Küme
Yeal (IG: @kumeyeal), un restaurante de comida mapuche y tradición
ancestral que está a cargo de la chef Margarita Leiva. Todos son productos
orgánicos del huerto, con alternativas vegetarianas y veganas para quienes
precisen de aquello. Cada plato es una experiencia, con tres platos en general
a elección con plato de fondo, pancitos mapuches, salsas y un postre.
Saltos y
senderos de la cuenca
Por la
mañana tomamos un completo desayuno en el lugar de alojamiento, las cabañas
Peumayen La Panchita. Una dosis de energía que va a ser necesaria tomando en
consideración que se nos viene por delante un día cargado de naturaleza y
caminatas. Nuestro primer destino es el parque Saltos del Nilahue, y
para llegar tomamos la ruta T-85 hasta el kilómetro 32, doscientos metros antes
del puente Nilahue.
Parques Saltos del Nilahue ($2.000 pesos el ingreso) nos ofrece tres senderos de baja dificultad, pudiendo recorrerlos en aproximadamente 45 minutos. Nosotros escogimos seguir el sendero Cuncumen, el principal de ellos y que tiene una distancia de caminata de 800 metros en donde podemos apreciar muy de cerca el esplendor de la Selva Valdiviana.
El parque
es frecuentado por aficionados a la pesca con mosca, senderistas que buscan
relajarse en medio de un entorno natural, y por aquellos que gozan con el birdwatching,
debido a que este sitio es ideal para avistar algunas aves como el chucao y el
martín pescador. Al alcanzar la cascada en un espacio abierto y rocoso,
descubrimos dos hermosas caídas de agua, siendo la más grande la que más nos
llama la atención debido a la potencia de la corriente que cae desde 25 metros
de altura.
Para los
amantes de la pesca con mosca la recomendación es seguir el sendero Pescador
(150 metros), siendo la tercera alternativa el sendero del Remo (100 metros),
que cuenta con un mirador y es la mejor opción para aquellos que no desean o no
pueden caminar mucho.
De regreso
en la recepción se nos invita a visitar un columpio que está en lo alto de un
mirador y justo en frente de una profunda quebrada donde se ve de fondo el
salto de agua. La seguridad para quienes deciden columpiarse es algo fundamental,
y por ello la estructura es firme y cuenta con un arnés de seguridad.
En el sector
de Riñinahue se encuentra el salto Ranquil en lo que es un parque tiene un
recorrido de aproximadamente 15 minutos de baja dificultad. Cuenta con 5
miradores, siendo uno de ellos privilegiado en vistas hacia el cerro Mayo.
Además, descubrimos que cuenta el lugar con una estructura en forma de corazón,
ideal para fotografiarse si se viaja en pareja.
Ilihue y
Parque Panorámico para despedir el día
En la costa
al sur del lago Ranco descubrimos el parque Ilihue, un proyecto nace en
2009 de la mano de su dueño, Gabriel Rojas, con la idea de implementar el
servicio de alojamiento en cabañas y un restaurante de comida casera. Pronto
Ilihue comienza un inminente proceso de crecimiento y sus dueños deciden
instalar tinajas de agua caliente y sauna. Hoy se prevé que pronto seguirán
implementando nuevos servicios: en el borde de los cerros se van a construir
terrazas para sitios de camping, todos ellos separados para otorgar un grado de
privacidad.
Hoy Ilihue
es un agradable espacio natural para desconectarse y vivir la vida de campo en
familia. Para ello ofrecen participar de la crianza de animales, recorrer
senderos de trekking en medio de bosques de ulmo, raulí y coihues, además de la
posibilidad de practicar paintball y canopy. Para los que buscan celebrar
matrimonios también hay atractivas alternativas, ya que el lugar posee un
amplio salón de eventos, el cual se puede ampliar hacia el exterior.
Cuando
atardece y el sol y las nubes sobre el cielo maquillan al lago Ranco de bellos
colores, emprendemos rumbo al parque Panorámico (Contacto: +56 9 7673
2084), un imperdible en la cuenca para aquellos que gustan del senderismo y de
admirar puestas de sol únicas en el mundo. El lugar cuenta con cinco miradores
con vistas sublimes al lago, dos muelles que nos recuerdan a aquellos de la
isla de Chiloé, cuatro columpios y algunas vistas al Cordón Caulle.
Su sendero
-de dificultad baja- tarda aproximadamente una hora en completar, más el tiempo
que uno desea permanecer en la cima mientras se pone el sol. Para quienes
deseen visitarlo, el parque está abierto todos los días y permite el ingreso
entre las 9.30 y las 6.30. Un bebestible o algo para comer de regreso a la zona
de ingreso nos permiten recargar energías antes de partir. Es la despedida que
nos da el lago Ranco, el cual nos deja la sensación de ser una verdadera joya
en la región de Los Ríos y el guardián del campo chileno, donde se respira la
magia del sur.