Un profundo e incómodo silencio ronda por los pasillos del Liceo Industrial Armando Quezada Acharán. La consternación se ha apoderado de la comunidad educativa tras la pérdida de uno de sus integrantes, un joven de 17 años que tuvo el coraje para acabar con su vida.
Consternado aún por lo ocurrido, José Raúl Alvarado, director del establecimiento aún busca respuestas de esto que lo ha calificado como “una desgracia”, para explicar cuáles fueron los motivos que impulsaron al joven a adoptar tal decisión.
“Hay dolor, hay pena, hay resignación”, argumenta señalando que el estudiante presentaba una buena conducta “un alumno que no presentó nunca jamás ningún indicio de nada”. y acompañado por su grupo cercano de compañeros, que también se vio muy afectado, por lo que recibió contención por esta conmoción de parte del equipo multidisciplinario del liceo.