La administración de Donald Trump ha elevado el tono de su confrontación con el Palacio de Miraflores a niveles inéditos. En una reciente entrevista con la cadena Fox News, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, fue tajante al afirmar que el objetivo de la actual presión militar no es solo punitivo, sino que busca un cambio de régimen: “Nicolás Maduro tiene que irse”.
Esta declaración se produce en el marco de un despliegue bélico en el Caribe que combina el decomiso de petroleros de la "flota fantasma" venezolana con ataques directos a naves menores.
Para la Casa Blanca, la interceptación de buques no es solo una medida comercial, sino una cuestión de seguridad interna. Noem sostuvo que el flujo de divisas que genera el petróleo de PDVSA alimenta una estructura criminal:
-Financiamiento: El gobierno estadounidense asegura que Maduro utiliza los ingresos petroleros para financiar redes de narcotráfico.
-Impacto en EE.UU.: Según Noem, estas drogas están "matando a la próxima generación de estadounidenses", posicionando a Venezuela no como un adversario político, sino como un "enemigo" activo.
-Mensaje Global: La secretaria advirtió que las incautaciones son una señal para cualquier nación o empresa que intente colaborar con Caracas para evadir las sanciones.
Uno de los puntos más controvertidos de esta nueva estrategia es la letalidad de los operativos. Bajo la premisa de combatir el narcotráfico, las fuerzas estadounidenses han ejecutado bombardeos contra las denominadas "narcolanchas":
-Balance de víctimas: Se han registrado 28 ataques confirmados tanto en el Caribe como en el Pacífico, con un saldo de 104 personas muertas.
-Críticas y DD.HH.: Legisladores y activistas han cuestionado la falta de pruebas públicas que vinculen a todos los fallecidos con el tráfico de drogas, calificando estas acciones como posibles ejecuciones extrajudiciales.
-Respuesta de Caracas: Nicolás Maduro ha calificado estas acciones como actos de "piratería del siglo XXI" y anunció que llevará estas denuncias ante organismos internacionales para que los ataques no queden impunes.
Aunque el presidente Trump ha insistido en que Maduro tiene sus "días contados", la meta declarada oficialmente sigue siendo la recuperación de activos petroleros de empresas estadounidenses y el cese del tráfico de estupefacientes. Sin embargo, el bloqueo naval total y el uso de fuerza letal sugieren una escalada que podría derivar en un incidente diplomático de proporciones con los aliados de Venezuela, como Rusia y China.