En una sesión histórica que profundiza la crisis del Poder Judicial, el Senado de Chile decidió este lunes remover de su cargo al ministro Diego Simpértigue Limare. La decisión se basó en graves cuestionamientos a su probidad e imparcialidad, vinculados principalmente a su relación con abogados litigantes en la denominada "trama bielorrusa" del caso Belaz-Movitec.
La aprobación del primer capítulo de la acusación fue transversal y unánime, alcanzando los 43 votos, superando con creces el quórum requerido.
El libelo acusatorio presentado por la Cámara de Diputados se dividió en tres ejes, de los cuales dos fueron ratificados por los senadores:
Falta de inhabilitación (Aprobado 43-0): El punto clave fue no haberse abstenido en causas donde los abogados Carlos Lagos y Eduardo Vargas eran patrocinantes de la empresa Consorcio Belaz-Movitec SpA. En dichos fallos, Simpértigue dictó resoluciones que favorecieron a la recurrente por sumas millonarias ($17.500 millones de pesos).
Viaje en Crucero (Aprobado 33-1): Se cuestionó la "falta de prudencia" al realizar un viaje de 10 días por el Mediterráneo junto a los mismos abogados defensores de Belaz-Movitec. Lo que agravó la situación es que el viaje comenzó apenas dos días después de que el ministro redactara una resolución que ordenaba un cuantioso pago a favor de la empresa.
Conflictos de interés en nombramientos (Rechazado): Este capítulo apuntaba a la designación de su hijastro como notario interino en una jurisdicción bajo su supervisión, pero no alcanzó los votos necesarios para ser sancionado.
Tras conocerse el veredicto, el ahora exministro —quien fue el primer integrante de la Suprema de origen aimara y carrera judicial en Arica— realizó un amargo balance de su salida.
Sin corrupción: Simpértigue subrayó que los senadores descartaron la existencia de actos de corrupción directa, centrando la sanción en el "abandono de deberes". "Estoy absolutamente tranquilo. He conducido mi carrera de forma honesta durante muchos años", afirmó.
Falta de profundidad: El exjuez lamentó que, a su juicio, el Senado no analizó los documentos que justificaban sus pasos. "Todo se hacía de buena fe en un momento de absoluta tranquilidad... me están imputando situaciones con el contexto de hoy día", señaló.
Autocrítica: Consultada su opinión sobre el estado del Poder Judicial, evitó profundizar: "Si el Poder Judicial debe hacer alguna autocrítica, eso ya no me corresponde, pero espero que se tomen las medidas correctas".
La caída de Diego Simpértigue se suma a un año negro para la cúpula de la judicatura chilena. Con su salida, ya son tres los ministros de la Corte Suprema destituidos en poco más de un año (Ángela Vivanco, Sergio Muñoz y ahora Simpértigue), a lo que se suman remociones en cortes de apelaciones.
Esta seguidilla de juicios políticos marca un nuevo estándar ético impuesto por el Congreso, donde las "zonas grises" y los vínculos sociales estrechos entre jueces y litigantes ya no son tolerados por el sistema político.