La historia de Chile cambió para siempre en 1945, cuando en el sector de Springhill, Isla Grande de Tierra del Fuego, brotó el primer chorro de petróleo. Hoy, al cumplirse 80 años de aquel hito, la Región de Magallanes no solo celebra su identidad ligada al "oro negro", sino que lidera la transformación hacia una matriz energética sostenible.
Durante todo este 2025, la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) ha desarrollado diversas actividades para honrar a los pioneros que, en 1950, dieron vida a la estatal. Sin embargo, el orgullo por el pasado convive con una ambiciosa meta: convertir a la región en la capital mundial del hidrógeno verde (H2V).
El proyecto más emblemático de esta transición es la construcción de la primera planta estatal de hidrógeno verde en el complejo industrial Cabo Negro. Con una inversión cercana a los 14 millones de dólares, la iniciativa ya muestra avances concretos:
Estado de obra: Se completaron las fundaciones prefabricadas y las interconexiones críticas de agua, gas y electricidad.
Tecnología internacional: En Brasil se ultiman detalles del electrolizador de 1 MW y los sistemas de compresión desarrollados por la firma alemana Neuman & Esser.
Fecha clave: El gerente de Desarrollo de ENAP, Nicolás Correa, confirmó que la planta entrará en operaciones durante el primer trimestre de 2026.
La apuesta de ENAP por el hidrógeno verde no es un hecho aislado, sino parte de una estrategia de sostenibilidad que ya incluye:
Transporte Limpio: Incorporación de camiones a Gas Natural Licuado (GNL).
Innovación Marítima: El primer remolcador eléctrico de Latinoamérica operará en la región.
Combustibles del futuro: Producción de diésel renovable a partir de aceite de cocina usado.
El descubrimiento de 1945 permitió a Chile alcanzar soberanía energética y desarrollar un capital humano único en condiciones climáticas extremas. Hoy, esos mismos conocimientos se aplican para dominar la tecnología del hidrógeno, posicionando a Magallanes como un territorio clave para la descarbonización global.
A 80 años de Springhill, la memoria del petróleo no se desvanece; se convierte en el cimiento sobre el cual se construye la promesa de una energía inagotable y respetuosa con el medio ambiente austral.