A Valdivia y Santiago viajaron riñones de Johana Burgos

General
12/10/2010 a las 07:30
Pena por un lado, pero alegría por otro, produjo entre los familiares el deceso de Johana Burgos Saldivia. La joven de 20 años jamás logró vencer la adicción a los solventes. La dosis final fue la de la semana pasada cuando ingresó en grave estado a la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital regional. La situación fue irreversible y el domingo en la noche los médicos establecieron muerte cerebral.
La hermana, Margarita Parada Saldivia, al ser informada de esta condición no dudó un minuto en donar los órganos. Esto la tranquiliza porque sabe que este gesto permitirá que la muerte de su hermana ayude a mejorar la calidad de vida de otras personas.
Esto lo confirmaron los doctores Miguel Lagos y Arturo Vargas que vinieron de Puerto Montt a realizar el procuramiento. Este procedimiento médico se realizó ayer, a las 13 horas, y concluyó pasada las tres y media de la tarde. A esa hora los facultativos se retiraron del hospital regional rumbo al aeropuerto. Un avión de la Fuerza Aérea de Chile llevó a los médicos y las cajas con los órganos a la Región de los Lagos. Uno de los riñones tenía como destino final la ciudad de Valdivia y el otro continuaba el viaje a Santiago. El hígado no se pudo extraer porque presentaba daño hepático. Mientras que las córneas fueron extraídas por un oftalmólogo de Punta Arenas y quedarán en el banco del hospital regional.
Deja un niño
La vida de Johana Burgos Saldivia no fue fácil. Ella, junto a tres hermanas, fue internadas desde pequeñita en el Hogar Miraflores. Tal vez la falta de figuras parentales marcó su destino haciendo que llegara a convertirse en adicta a los solventes.
“Siempre vivió su vida y nunca quiso salir de esto, por más que tratamos de apoyarla”, dijo con tristeza Margarita Parada Saldivia al recordar a su hermana Johana. “Nosotros somos cuatro hermanos, fuimos criados en el Hogar Miraflores, y de ahí nos separaron. Después, cuando fuimos creciendo, nos volvimos a reencontrar”.
Además ambas están unidas por un nexo afectivo muy especial, ya que hace tres años Johana dio a luz un bebé (Tomás) que luego entregó a su hermana Margarita. “Por eso yo siempre tenía contacto con ella, porque iba a mi casa a ver al bebé ya que nosotros, con mi pareja, lo adoptamos”.
Sobre la donación, respondió que lo hicieron porque ellos, como familia, hubiesen querido que alguien los ayudara si Johana hubiese necesitado un órgano. “Además tomé esta decisión para que mi hermana, que apenas tenía 20 años, siga viviendo en otra persona”, comentó Margarita Parada.
Los restos de Johana son velados en calle Las Américas Nº 01151, población El Pingüino, y el horario del funeral se avisará.

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