
El estudio fue realizado a una muestra de 1.389 habitantes del Gran Santiago, Antofagasta, Viña del Mar, Valparaíso, Concepción, Talcahuano y Temuco, con entrevistas cara a cara. Además de las conductas de ayuda monetaria, el índice midió conductas de donación de tiempo y bienes materiales. A esto se sumó un análisis de las acciones solidarias realizadas para ir en ayuda de los damnificados por el terremoto de febrero de 2010.
Tal como en su primera versión, el puntaje del Índice de Solidaridad Global varía entre 0 y 10 puntos. En la medición del año pasado el Índice sólo incluyó la donación de dinero, en una muestra circunscrita al Gran Santiago y el valor alcanzado fue de 6,1 puntos. Este año, en ese mismo aspecto y en la misma muestra, se observó un puntaje muy similar: 6.
Por otra parte, en las nuevas dimensiones del índice (donación de bienes materiales y de tiempo personal) se constataron puntajes bastante más bajos: 2,07 y 1,95 respectivamente. El comportamiento de los encuestados respecto de estas últimas formas de ayuda hizo que el puntaje del Índice de Solidaridad Global alcanzara un promedio de 3,3. Este puntaje se encuentra bajo el punto medio de la distribución total que corresponde al 5.
El índice de solidaridad, al igual que el año anterior, varió sustancialmente en función de un conjunto de factores psico-sociales entre los que destacan la identidad nacional y religiosa, la empatía, los valores solidarios, las motivaciones del voluntariado, la confianza en instituciones y las experiencias de contacto interpersonal entre individuos de diversa clase social. En todos estos casos, un mayor valor (por ejemplo, mayor empatía o mayor contacto con personas de otro grupo social), se asocia a un puntaje más alto en el Índice de Solidaridad.