
Ligado con lo anterior, la ventilación también debe ser consultada por los apoderados. Incluyendo las salidas de emergencias.
A su vez, ligado con la seguridad del lugar, la iluminación del jardín infantil debe ser adecuada y que abarque todo el inmueble, pues las áreas oscuras pueden generar riesgo para los menores. Los enchufes y su ubicación es otro aspecto que los padres deben considerar.
Los baños son otro foco que puede generar riesgos en los menores, por ello los padres deben fijarse en los cierres de las puertas, la forma de los ganchos para las toallas, la limpieza, los pisos deben estar secos, la altura de los lavamanos y de los excusados.
“Además de la limpieza total del jardín infantil, las auxiliares deben lavar los juguetes y el material didáctico, porque los niños se los llevan a la boca y puede generar focos de infección”, explicó la asistente social de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), Ángela Santana.
En tanto, un factor que influye y que es más subjetivo, pues depende del estilo de enseñanza que se le quiere otorgar al hijo, es el ambiente que vive y proyecta el jardín infantil. La decoración de las aulas, los colores que se utilizan, el énfasis en las materias que se enseñan y las herramientas utilizadas para ello, generalmente inclinan a las familias por una entidad o por otra.
Durante el último tiempo estas instituciones educativas están adoptando estilos de enseñanza que los caracterizan y diferencian de los demás. Por ejemplo, algunos optan por promover el cuidado del medio ambiente, la cultura o el “aprender haciendo”. Dependerá de los padres qué alternativa escoger.
La “política de puertas abiertas” debe ser una señal importante para los apoderados, pues un jardín infantil que posee toda su documentación en regla, no debería ocultar información o tener accesos restringidos para los padres, ya sea el área de cocina, oficinas, patios, baños o cualquier otro.
Santana explicó que todas las entidades de la Junji permiten que los padres con sus hijos visiten el recinto desde una semana antes del ingreso formal a clases, para que se vayan adaptando a la nueva rutina que iniciarán. “Esto no es obligación para los jardines infantiles particulares, por eso es importante que los padres conozcan el reglamento interno, porque ahí se informarán de sus derechos y deberes”, explicó la especialista.
Igual de relevante es la conformación de los equipos de trabajo de cada nivel, se debe consultar cuantas educadoras por cantidad de niños habrá en el año, técnicas en educación parvularia, manipuladoras de alimentos y auxiliares. A su vez, debe estar claro el protocolo de acción si se presenta algún accidente.
Pero más allá del cumplimiento de todas estas aristas, el mejor signo de que el jardín infantil es el adecuado para el hijo, es que él esté contento y demuestre ganas de asistir al recinto. De lo contrario, algo puede no estar funcionando como se esperaba.