
Respecto de las vacantes que no han sido llenadas con voluntarios, se realiza un sorteo donde se prorratean los cupos faltantes, en atención a la densidad geográfica y tomando en cuenta la situación del respectivo cantón de reclutamiento, en consideración a si están completos o no los cupos requeridos con la inscripción voluntaria.
Al ser sorteado para llenar cupos faltantes el joven tiene la obligación de presentarse en una fecha determinada en un cuartel que puede pertenecer al Ejército, la Armada o la Fuerza Aérea de Chile (FACh). Sin embargo, ser llamado al servicio militar no es sinónimo de quedar acuartelado, ya que existen diversas modalidades para cumplir o postergar la realización.
Nuevas modalidades
Una de ellas es postergarlo por estudios, en la cual luego de concluirlos puede reemplazar el servicio por la prestación de servicios profesionales en alguna de las tres instituciones castrenses.
Luego está la modalidad de verano, en la que el servicio se realiza durante 180 días (seis meses) en dos veranos consecutivos, ideal para estudiantes de tercero o cuarto medio o que se aprestan a comenzar su formación profesional.
Por último, se encuentra la modalidad de Curso Especial de Instrucción Militar (CEIM), que dura 150 días (cinco meses), habilitada para los egresados de la educación media que quieran rendir la PSU al finalizar el año, ya que les otorga la posibilidad de preparar este importante certamen una vez terminado el proceso.
Beneficios
Según información entregada por el jefe del Cantón de Reclutamiento de Punta Arenas, Valericio Díaz, 122 hombres y 40 mujeres se ofrecieron como voluntarios para realizar el servicio militar durante el presente año, los que deberán presentarse el próximo 9 de marzo en el Regimiento Pudeto para el proceso de selección. Ellos son parte del 70% de conscripción no obligatoria que se registra en el país y como tales tienen derecho a acceder a una serie de beneficios durante el período de acuartelamiento, así como una vez concluido éste.
Entre los beneficios está la posibilidad de nivelar estudios, capacitación laboral en diversos oficios, posibilidades de trabajo en empresas locales, así como la continuidad en la institución, en el caso del Ejército, bajo la modalidad de soldado profesional, con el grado de cabo y un contrato de cuatro años, en el transcurso y al término de los cuales se da la posibilidad de ingresar a la escuela de suboficiales para seguir desempeñándose en la institución, con reconocimiento de la antigüedad adquirida.