CONAF da a conocer brigada de montaña en el Parque Torres del Paine

General
02/03/2011 a las 17:50
La temporada de la Brigada 1204 comenzó a principios de diciembre pasado: tras una capacitación que duró una semana, sus integrantes trabajaron cuatro días en el sector de la Administración y el 12 de diciembre ya estaban operativos en uno de los lugares estratégicos del Parque Nacional Torres del Paine: la guardería Pehoé. Ubicada a orillas del lago del mismo nombre, es uno de los puntos clave de los circuitos de caminata, pues en ese punto se inician los senderos hacia los glaciares Grey y Francés.

Ésta es la primera temporada en que la Brigada 1204 funciona como tal. Los dos años anteriores era una cuadrilla dependiente de la B-1203, ubicada en el sector de la Administración del mismo Parque Nacional, denominándose “Bravo 3 Alfa”. La evaluación de su desempeño ha sido positiva y estará operativa hasta fines de marzo.

El jefe de Operaciones del Departamento de Manejo del Fuego, Rodrigo Fernández, explica que “ésta es una brigada eminentemente terrestre. Cuenta con equipamiento completo de montaña y zapatos de trekking. También con mochilas multipropósito, disponibles desde el incendio de 2005: son de fibra de carbono, livianas, ergonómicas y permiten el transporte de herramientas y equipos de agua”.

Fernández agrega que realizan un trabajo coordinado y en colaboración con los cuatro militares especializados en alta montaña que se desempeñan en el área, también por primera vez, para apoyar cualquier acción de emergencia. “Han recibido capacitación especial de montaña, brújula, rescate y manejo de cuerdas. Ya han participado en dos rescates juntos”.

La principal tarea de la Brigada 1204, por la ubicación geográfica en que se encuentra, es el patrullaje de prevención de incendios forestales en los senderos de montaña y la ejecución de un ataque rápido en caso de ocurrencia de incendio, sin embargo el rescate de lesionados es la acción que más han desarrollado, además de la información al turista y el apoyo en sus funciones a los guardaparques del sector. “Trabajan en un sitio de alto tráfico, no tienen móvil. Es la única brigada de estas características que existe en el país”.

Perfil especial

El proceso de selección de los integrantes de esta brigada fue algo más exigente que para las demás que operan en la Región de Magallanes: a los exámenes físicos se sumó la especial valoración de otras competencias, como que cursaran estudios superiores tales como ecoturismo, técnico pecuario, turismo aventura, o que tuvieran un buen manejo del inglés.

Cinco brigadistas hablan inglés de manera fluida (dos de ellos son estudiantes de Pedagogía en Inglés en la Universidad de Magallanes) y uno de ellos domina el portugués. La prueba de fuego fue entregar información a los visitantes que quedaron aislados en el Parque durante la semana de enero pasado, en que Magallanes paró para protestar por el alza del gas.

El grupo está encabezado por el natalino Eliecer Cárcamo (34 años), quien ejerce como jefe de Brigada. A él se suman Jorge García (23 años), encargado de primeros auxilios; Alan Vidal (22 años), pitonero; Alberto Letelier (25 años), motobombista y encargado de bodega; Cristián Merino (26 años), pitonero y motobombista, y Enrique Merino (23 años), gemelero (todos ellos en la foto, de izquierda a derecha). Ninguno de ellos es magallánico, pero todos tenían una especial motivación por trabajar en el parque nacional más importante de la región. También integran la B-1204 Rodrigo Pérez y Jaime Leuquén, con descanso al momento de realizar esta nota.

Para Jorge García, la principal razón es “el gusto por la naturaleza y las ganas de cuidar el Parque. Ya tuvimos que trabajar en un incendio en el Campamento Italiano (a 7,6 km del lugar), que afectó una superficie de 20 metros cuadrados. Llegamos en una hora y media, con toda la adrenalina”.

El jefe de Brigada explica que todos los días realizan patrullajes de, al menos, 15 km. “En algunos casos son 22 km, cuando hacemos ida y vuelta al glaciar Grey”. Acerca de la convivencia, señala que es buena, considerando que cuando están con descanso en Natales muchos de ellos comparten la casa, pues aunque no se conocían previamente entre ellos, casi todos tienen contactos comunes.

Algunas experiencias

El santiaguino Alan Vidal Toro estudia de Pedagogía en Inglés en la UMAG hace dos años. Comenta que, “aunque se extraña un poco a la familia, igual hay un buen núcleo. Se siente un ambiente familiar, tenemos una buena relación con el jefe de Brigada y con los guardaparques, que tratan de integrarte y explicarte cosas; es posible preguntar sin sentirse avergonzado. Uno se siente protegido y así dan ganas de proteger a los demás. Quizás es difícil que no llegue señal de celular; uno baja 4 días para abastecerse, comprar, pagar cuentas, tratar de ver otras rutas y conocer un poco, luego vienen otros 11 días en el Parque”.

Sobre sus motivaciones para trabajar como brigadista, explica que “al principio lo tomé como una posibilidad para mejorar mi inglés, por eso elegí esta brigada. Sabía que el trabajo de CONAF es arriesgado y lo comprobé al segundo día de haber llegado: tuvimos que ir a combatir un incendio. Lo positivo fue que, al trabajar como un equipo sólido, nos unimos más como grupo”.

Califica la experiencia de inolvidable: “El trabajo que hacemos es hermoso, proteger un Parque como éste, cuidar su naturaleza y su imagen es lo que más nos importa. Caminar por los senderos y hacer patrullajes es un agrado. Advertimos a los visitantes de los peligros y les informamos acerca de los cuidados que deben tener en el manejo del fuego.

Para Jorge García un punto clave es la unidad del grupo: ”Si no estás unido, sonaste. Todos dependen de alguien, es necesario confiar en el otro”. Lo corrobora Alan Vidal, quien agrega que “todos los integrantes son importantes, las peleas se conversan y más que nada se producen por un tema de espacio”.

En tanto, la principal motivación de Alberto Letelier es “devolverle la mano a la naturaleza. Lo bueno es que, como la mayoría de los brigadistas habla inglés, podemos tener mayor cercanía con los visitantes extranjeros que no hablan español. Nuestros patrullajes tienen la misión de prevenir los incendios, y eso nos acerca un poco más al turista”.

Otro punto que sin duda ayuda a la convivencia es que, aunque cuentan con un cocinero, cuando éste está con descanso, cualquiera de ellos es capaz de cocinar. Pudieron comprobarlo la noche de año nuevo, cuando llegaron a preparar su cena tras haber caminado 34 kilómetros para evacuar a un turista lesionado, por el sector conocido como Las Carretas.

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