A fines de enero la policía detuvo en Osorno a Erwin Villanueva Cofré, acusado de estafar a dos personas en Punta Arenas con el “cuento del tío”. Por un largo tiempo anduvo prófugo de la justicia, hasta que el 31 de enero fue condenado a cuatro meses de presidio. Pero este sujeto no delinquía solo. Tenía un socio, llamado Óscar Burgos Burgos, en contra de quien pesaba una orden de detención, para comparecer al tribunal. La policía logró ubicarlo en Puerto Montt y lo trajeron a Punta Arenas, donde fue condenado a la misma sanción de su socio: dos penas de 61 días cada una, más el pago de una multa de 11 UTM ($ 415.734). Luego de admitir su responsabilidad, a través de un procedimiento abreviado, el juez de la causa le concedió el beneficio de cumplir la pena en reclusión nocturna.
Estafa
Tanto Villanueva como Burgos se coludieron para cometer las estafas. Estos hechos se remontan al 4 de noviembre del año 2008, siendo aproximadamente las 13.20 horas, cuando estos sujetos siguieron a una persona que había ido al banco a cambiar un cheque (de $ 288.000). A la salida fue abordado por Villanueva quien se hizo pasar por campesino ignorante, que no conocía la ciudad, y bajo pretexto de pedirle ayuda para ubicar una dirección, lo convenció de que el billete de juego de azar que tenía en su poder estaba premiado con cinco millones de pesos y que necesitaba cambiarlo. Pero, para hacer más creíble el engaño, entró en escena el segundo estafador (Burgos), quien se hizo pasar por un extraño, simulando no conocer a Villanueva. Su labor fue certificar que se trataba de un boleto de Lotería efectivamente premiado, lo que hizo que el afectado confiara en la veracidad de la información. Ambos embaucadores lo convencieron de que les cambiara el boleto premiado por la plata del cheque que recíen había cambiado, como una especie de garantía para ellos asegurarse de que la víctima no se arrancaría con el premio del boleto. La persona aceptó y entregó los
$ 280.000, mientras los estafadores huían.
Al día siguiente estafaron a otra persona. Esperaron a un cliente que salió de un banco con un millón de pesos. Villanueva y Burgos lo abordaron y lo convencieron de que estaban enfermos y que necesitaban ubicar una clínica. La víctima los llevó y en el camino lo convencieron de que tenían un boleto de lotería. El resto de la historia es similar y ambos huyeron con el millonario botín.