El 4 de abril de 1987 el Papa Juan Pablo II visitó la Región de Magallanes después de casi nueve años de mediar entre la tensión bélica entre Argentina y Chile. Con gran expectación periodística, gran cantidad de feligreses y un vasto operativo de seguridad, la primera autoridad del Vaticano compartió con los puntarenenses sólo horas, que aún están grabadas en la memoria de los magallánicos.
Uno de los principales gestores de la presencia del Santo Padre en la región fue el obispo Tomás González, quién ayer recordó emocionado la visita de Su Santidad: “Recuerdo cuando apareció el Santo Padre en la puerta del avión y dijo: ‘Aquí hace más frío que en Polonia’, y no se sacó el abrigo nunca más durante su visita”.
Recordó González palabras sentidas de Juan Pablo ll, quién manifestó: “Debo ir a Magallanes a dar gracias por el gran don de la paz”, haciendo referencia a la mediación entre el conflicto que sostenía Chile con Argentina casi una década antes de su visita.
Otro de los hechos que marcaron la visita de Su Santidad a la región fue el hecho de que dentro de todo el esquema no estaba considerada la escala en Punta Arenas, sin embargo fue el sumo sacerdote quien reafirmó su deseo personal de visitar la zona más austral del país.
Tomás González revive los momentos que Juan Pablo ll visitó la región: “Lleno de gestos humanos estuvo marcada la visita del Santo Padre, su cercanía, su sencillez, todos esos elementos que hacían tan personal la visita de Juan Pablo ll. Recuerdo cuando veníamos de Bahía Catalina y se detuvo frente al monumento a San Juan Bosco a saludar a los jóvenes que lo esperaban en ese lugar, yo pienso que todos lo veían de una forma tan lejana, pero demostró lo participe que era con la comunidad”.
Por sólo un par de horas estuvo el máximo líder de la Iglesia católica en Punta Arenas, oficiando “La Misa por la Paz” en el estadio Fiscal. Ahí, con más de 300 personas dijo: “Queridos hermanos y hermanas: ¡Alabado sea Jesucristo! Alabado sea Jesucristo, en esta región de los confines australes de la tierra, en esta zona de hielos y glaciares de la Tierra del Fuego”.
Relato de los presentes aseguran que en ese instante el cielo gris que había en la ciudad se despejaba como una señal de paz entre todas las banderas chilenas y argentinas que decoraban el complejo deportivo. Finalizada la ceremonia, Su Santidad retomó su ruta a Concepción para continuar su gira por Chile.