
Más de 50 mil voces corearon e hicieron vibrar el Estadio Nacional, con la esperada presentación de Iron Maiden. El sexteto británico volvió a pisar tierras chilenas, pero ahora lo hizo en un recinto digno de su trayectoria. El acceso al complejo deportivo de Ñuñoa se abrió al mediodía, donde cerca de 25 mil ansiosos fanáticos se apresuraron a ocupar sus lugares en el lugar más cercano posible a los pies de sus ídolos, haciendo una demostración de energía y testosterona al igual que vikingos a punto de ir a la guerra.
A las 21.05 horas los británicos saltaron al escenario en un despliegue de luz y sonido que podría considerarse como la consagración del heavy metal en Chile y que unió a varias generaciones de fanáticos bajo un mismo concierto.
Para coronar la fiesta como todo un éxito, Carabineros dispuso de 650 elementos para resguardar la seguridad y no hubo ningún incidente o detenido que reportar, sólo algunas personas que fueron atendidas en el servicio médico por deshidratación.