El difícil último mes de la intendenta Kusanovic en el GORE

General
17/04/2011 a las 16:13
Tan sólo un mes pasó desde que la intendenta Liliana Kusanovic, acompañada de todo su gabinete en uno de los patios del edificio del Gobierno Regional, anunciara los logros de su administración y los desafíos a seguir en los próximos años en el marco del cumplimiento del primer año de Gobierno, porque justamente, el lunes 11 de abril la primera autoridad dio a conocer, a la opinión pública, su renuncia al cargo en medio de informaciones que indicaban que el Mandatario ya había definido realizar los ajustes de sus colaboradores regionales en los próximos días.
“La crónica de una muerte anunciada”, eran las primeras reacciones de algunos personeros de la Concertación que opinaban que el conflicto por el alza en las tarifas del gas de enero pasado le había pasado definitivamente la cuenta a Kusanovic, que públicamente adujo razones familiares a su inminente salida.
“Yo renuncio por razones familiares, son momentos importantes en la vida de mi familia y no puedo seguir en el cargo, por lo tanto ratifiqué la renuncia que presenté en enero y ya mandé una carta dimitiendo oficialmente, por lo tanto el presidente aunque aceptó, me pidió que me quedara en el puesto hasta que se diera el momento de hacer el cambio adecuado”, manifestó ese mismo día la máxima autoridad.
Una determinación sorpresiva que sembró un manto de dudas en relación a su anticipado anuncio, del que muchos piensan habría sido una presión para que dejara las funciones previo a los cambios que el Jefe de Estado tenía planificados, entre los cuales figuraba ella como la principal responsable del mal manejo del problema que gatilló el paro regional de siete días.

Las dificultades

Pero el último mes de la profesional que se dedicara, antes de asumir el 11 de marzo de 2010 como intendenta de Magallanes, a los negocios hoteleros familiares en el parque Torres del Paine, no había sido nada de fácil.
Su madre, Eliana Marusic, afectada de un cáncer falleció a los 76 años a fines de febrero, una enfermedad que su progenitora tuvo que sobrellevar desde junio del año pasado. Su hijo, Stanley Weissohn de 16 años, dejó en vilo sus estudios en Punta Arenas para partir rumbo a la capital a participar en un programa de talentos en el cual ya ha alcanzado las últimas etapas, una alegría “de doble filo” pues asegura que “está en una posición difícil” y que “no es el momento para dejarlo sólo”.
A ello su suma el fatal incendio en una de las cabañas donde alojaban dos jóvenes trabajadores del Hotel Las Torres, de su propiedad, que no pudieron escapar de las llamas a fines de marzo, tragedia que le valió el cuestionamiento por la escasa preparación de la empresa en implementos de seguridad y los complicados terrenos de acceso al lugar. Una lamentable noticia que interrumpió bruscamente sus vacaciones.
Razones familiares importantes que pesaron, a juicio de la renunciada autoridad, a la hora de tomar la determinación y que confluyen con las repercusiones de las falencias en las “poco cultivadas” relaciones con la ciudadanía, algunos funcionarios del GORE y los mismos partidos de la Alianza.

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