Pero también el conflicto por el alza en las tarifas del gas produjo cierto distanciamiento. Allí ambos timoneles declararon públicamente -como muchos otros-, su rechazo al manejo de la crisis por parte de las autoridades regionales e incluso se alejaron de la posición que emanaba desde La Moneda.
De ahí en adelante, fue la bandera de lucha de ambas posturas para iniciar las gestiones por el inminente ajuste que habría en el Gobierno Regional, que finalmente se hizo realidad el jueves con la designación de Storaker.
Sin embargo, en la UDI, las últimas semanas fueron más convulsionadas. Las salidas consecutivas de dos militantes de las lides del partido desde el GORE: Yammy Warner (Sernam) y Alejandro Soler (Justicia), daban ya las señales que algo andaba mal. “Esa fue la muestra más clara de los caídos de a manos de la ‘UDI dura’, que empezaron a limpiar el camino articulando sus estrategias con Carlos Larraín, ya que Jorge Balich no se puede ver con (Juan Antonio) Coloma que es más ponderado y abierto al diálogo, al contrario de ellos”, dice un militante con bastante experiencia de trabajo en la colectividad de Magallanes.
Hoy, las divergencias públicas de Schweitzer con Balich vienen a poner en evidencia aún más lo que está ocurriendo. Esto, porque se habló del fuerte respaldo de la tienda a nivel regional hacia un intendente más político, no obstante el mismo Schweitzer manifestaba en conversación con Pingüino Radio que el no estar de acuerdo con el nombre de Ihnen, no representaba el pensamiento de toda la UDI regional. “Yo he hablado con varios dirigentes que discrepan. En esto tenemos que buscar a la persona más allá de los partidos”, expresó el martes.
La tesis de uno de los militantes “blandos”, es que la directiva de Balich, -que a su juicio, no es representativa del partido en Magallanes- “busca pugnas personales que se esconden tras posturas políticas” porque en la colectividad actualmente no habría diálogo. “Si nadie se sienta a conversar, ahí se toman decisiones inconsultas, de hecho a las asambleas ya nadie va. Balich prácticamente gobierna sólo”, comenta.
La próxima víctima de esta articulación sería, en este entendido, el propio Schweitzer, pues se piensa, en el peor de los escenarios, que se quiere sacar del edificio de la Intendencia, a todas las personas, -sean de la UDI- que fueron designadas en la administración de Liliana Kusanovic, “todo proferido por Larraín que va a cortar de raíz todo lo que huela a sector UDI blando”, dicen las voces díscolas del partido.
De esta forma, se vislumbra una situación insostenible para el vocero de Gobierno, que aunque dio a conocer su deseo explícito de no renunciar, “la factura de los técnicos” podría pasar tarde o temprano por su oficina presionado por su propio partido y RN para que haga realidad su pronta salida de la administración.