La autoridad del Agro señaló que “para la ganadería ovina regional, especialmente para el rubro carnes, esa mayor competitividad se logra aumentando la producción en cantidad y calidad, pero también buscando una diferenciación del producto, donde se valoran atributos especiales que lo hace diferente al que se produce en otros territorios. Eso es lo que se pretende a través de la Indicación Geográfica, en cuyo proceso de implementación tenemos que aportar y alinearnos todos los actores públicos y privados, incluyendo al sector primario e industrial exportador”.
El Seremi de Agricultura subrayó las ventajas de la carne de cordero magallánico, pues “tiene características muy distintas a la que se produce en otras zonas del país y en otros países, como son su bajo porcentaje de grasa, alto contenido de proteína y minerales como el fierro y zinc, lo que le otorga ventajas competitivas importantes”.
Tras hacer un recorrido por la situación y alcances de la industria ovina, Brian Corcoran detalló el trabajo realizado de manera conjunta con las asociaciones de productores, entidades relacionadas y las cuatro principales plantas faenadoras de la región (Simunovic, Agromarín, Patagonia y MacLean), para presentar la solicitud de Indicación Geográfica al Instituto Nacional de Propiedad Intelectual, INAPI, entidad dependiente del Ministerio de Economía.
Al hacer un paralelo con la Denominación de Origen, Corcoran explicó que “ambos procesos son excluyentes, ya que constituyen herramientas similares, pero que se diferencian en el origen de los atributos o cualidades que se quieren destacar en el producto. En el caso de la Indicación Geográfica estas cualidades se atribuyen sólo a las condiciones ambientales del lugar donde se genera ese producto, en tanto que en la Denominación de Origen, a dichas condiciones se suma el manejo y tecnología empleada para generar el producto”.
Próximos desafíos
Al finalizar su ponencia, Brian Corcoran recalcó la importancia de mantener unido al sector pecuario, para enfrentar exitosamente los desafíos futuros, como financiar la implementación y uso de la Indicación Geográfica, buscar la manera de fiscalizar su correcto uso y controlar efectivamente el cumplimiento del reglamento que se proponga.
Por su parte, la gerenta del Clúster Ovino de Magallanes, Emilia Álvarez, explicó que “la iniciativa comenzó a ejecutarse a principios de 2010, con la conformación de un equipo de trabajo que incorporó a representantes de las plantas y de los productores”. Posteriormente se contrató a la consultora que realizó el estudio, a través de una licitación con fondos de CORFO, asignados en el marco del PMC Ovino.
Acerca de los resultados presentados, Álvarez expresó que “estamos conformes, porque cumplen plenamente con los objetivos de esta primera etapa. El INAPI recepcionó nuestra solicitud y se concluyó el estudio técnico, como también el proyecto de Reglamento de Uso y Control”.
Sobre los pasos a seguir, Brian Corcoran indicó que “hace aproximadamente un mes se entregó la solicitud en el INAPI y una vez que se recepcione satisfactoriamente se publicará en el Diario Oficial. La experiencia en otros sectores indica que el período de implementación toma entre un año y medio y dos años (en el caso de la Palta Hass, el proceso llevó tres años)”.
En los próximos días finalizará la gestión del Clúster Ovino, pero se espera que el grupo de trabajo convocado en torno a este tema continúe impulsando la implementación de este importante proyecto para la ganadería regional.