
Con unas pocas latas y cartones, armaron lo que es su “hogar” desde hace dos décadas, y acompañados por su perro, sobreviven a las inclemencias del tiempo, con la solidaridad que personas anónimas les prodigan para abrigarse y alimentarse, una vez a la semana. De hecho, la mujer contó que hace poco les regalaron un colchón, con una inocencia en vez de amargura, que llama la atención.
Al ser consultada sobre la razón que los ha mantenido tanto tiempo viviendo en la pampa y en esas precarias condiciones, Esterlina señaló que “no teníamos dónde estar... Nadie nos ayudó. Estuvimos donde una hermana de él, pero después ella murió”.
Sin embargo, Esterlina es optimista. No sabe cuándo ni dónde, pero asegura que “ahora si nos van a ayudar”, refiriéndose al municipio, donde se contactaron con la asistente social, y, según sostiene, le entregarán material de construcción para su nueva casa. “Nos van a dar madera y todo eso, por mientras”, dijo.