
En esta línea, el presidente del ente emisor detalló que a abril, la tasa de interés anual promedio en operaciones de consumo, medida por la tasa de interés corriente para montos inferiores a 200 Unidades de Fomento, fue de 32,9%.
A este respecto, comentó que “la pregunta es cuál o cuáles son los factores que determinan que el nivel de las tasas de interés cobradas en Chile para los créditos de consumo sea tan superior al que se cobra en otras operaciones”.
Complementando lo anterior, De Gregorio añadió que “la principal inquietud es que, en relación con lo observado en otras economías, el spread (diferencia entre lo que les cuesta a los bancos de la plaza endeudarse y la tasa a la cual prestan) es relativamente alto en el segmento de créditos de consumo (...) No sucede lo mismo en el segmento de créditos comerciales, cuyos spreads son menores, incluso, a los de varias economías desarrolladas”.
Este último suele suceder cuando hay insuficiencia de competencia entre los oferentes bancarios, fenómeno que a juicio del presidente del Banco Central no estaría ocurriendo en Chile. No obstante, indicó que en algunos segmentos de la población el mercado pudiera no estar funcionando adecuadamente y que ello podría responder, entre otros factores, a problemas de información, de movilidad de clientes o de regulación.
De Gregorio señaló que tampoco se puede ignorar que el aumento de la bancarización en Chile, durante la última década, podría haberse traducido en algún incremento de las tasas de interés promedio. Asimismo, se debe considerar la volatilidad que el ciclo económico impone en los resultados de este segmento. “No hay que olvidar, además, que este es un sector regulado y sujeto a estándares bastante estrictos en lo que se refiere a la gestión de las carteras de crédito. Ello puede tener algún efecto sobre los spreads que cobran los bancos, porque deben estar preparados para constituir provisiones y efectuar castigos contra resultados cuando las condiciones cíclicas así lo exigen”, recordó De Gregorio.